Ya nos hicimos eco de la triste noticia de que en Irlanda la mayoría votó a favor de derogar la enmienda constitucional que protegía el derecho a la vida de los no nacidos. Infocatólica recordaba que Juan Pablo II ya advirtió de lo que podría ocurrir si Irlanda se alejaba de Cristo: En 1979, el papa Juan Pablo II contempló un mar de unos 300.000 jóvenes en una misa para los jóvenes en Galway, Irlanda.
«Cuando te miro –dijo– veo la Irlanda del futuro. Mañana, serás la fuerza viva de tu país, tú decidirás qué llegará a ser Irlanda».
Irlanda, a pesar de su historia católica desde que fuera evangelizada por san Patricio, no es inmune al poder secularizador y anticristiano que ha barrido a los países europeos. En aquella homilía, el Papa explicó con detalle qué sucedería si Irlanda abandonara a Cristo y sus raíces cristianas:
Juan Pablo II advirtió a los jóvenes que «las tradiciones religiosas y morales de Irlanda, el alma misma de Irlanda, serán desafiadas por las tentaciones que no perdonan a la sociedad en nuestra época». Al joven se le diría, dijo, que «se deben hacer cambios» para que tengan «más libertad», que sean «diferentes» de sus padres, «y que las decisiones sobre sus vidas dependen de ustedes, y ustedes solamente».
Muchos estarían tentados de abandonar a Cristo, a pesar de su educación cristiana, familia y cultura. Sin embargo, advirtió: «Una sociedad que, de esta manera, ha perdido sus principios religiosos y morales superiores se convertirá en presa fácil para la manipulación y el dominio de las fuerzas que, bajo el pretexto de una mayor libertad, la esclavizarán cada vez más». Esta tentación vendrá especialmente de los «medios de comunicación masiva», que presentarán una cosmovisión en la que «cada hombre existe para sí mismo, y donde la afirmación desenfrenada del yo no deja lugar a la preocupación por los demás».
En su homilía, el Papa también incluyó una frase que es escalofriante, dado lo que ha sucedido desde entonces. Hablando de la tentación de alejarse de Cristo, el Papa dijo que «esto puede suceder especialmente si se ve la contradicción en la vida de algunos de sus hermanos en la fe y su manera de vivir».
Pero las palabras de Juan Pablo II a los jóvenes irlandeses también ofrecieron la solución a los males que presagiaba. Dirigiéndose a cada uno de los jóvenes allí presentes, les exhortaba: «En Cristo descubrirás la verdadera grandeza
de tu propia humanidad. Cristo tiene las respuestas a tus preguntas y la clave de la historia, Él tiene el poder de sanar los corazones. Él sigue llamándote, Él te sigue invitando, Él que es “el camino, y la verdad, y la vida”… Sólo con Él tu vida tendrá sentido y valdrá la pena».