El regreso a un islam más estricto es, sin duda, uno de las tendencias que han caracterizado al mundo musulmán durante las últimas décadas; y no hablamos sólo de los regímenes islamistas, sino incluso de aquellos supuestamente «laicos», como el argelino.
Ha sido el diario francés Le Figaro el que ha recogido el llamamiento de los cristianos argelinos reclamando mayor libertad religiosa. Numerosos testimonios denuncian la persecución llevada a cabo por el gobierno de Argelia: «Cuando Argelia envía, por una parte, cien imanes a Francia para el ramadán, por la otra reprime el derecho de los cristianos a vivir su fe y a desarrollarse», denuncian los firmantes. Los cristianos en Argelia son 68.500, un 0,2% de una población total de 41 millones.
El recrudecimiento de la persecución contra los cristianos se remonta al año 2006, fecha en que un reglamento firmado por el presidente de la República argelina condenaba rigurosamente cualquier acto de conversión de un musulmán a otra religión.
La protesta, que aunque cuenta con el apoyo a título particular de católicos, ha sido encabezada por los líderes de las comunidades protestantes, exige libertad para vivir la fe y evangelizar. En palabras de Mustafá Krim, pastor protestante en Bejaia y uno de los impulsores de la denuncia, «cuando hemos pedido a la jerarquía católica que tome posición han preferido guardar silencio. El Estado les deja tranquilos mientras no hagan bautismos ni conversiones». Mientras la mera reciprocidad es un sueño, se corre el grave riesgo de no ser fieles al mandato evangélico de ir y proclamar la Buena Nueva a las naciones.
El Estado Islámico golpea en París
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