Defendiendo a Alá, llegué a Jesús. Esta autobiografía de Nabeel Qureshi, musulmán converso a la fe cristiana, narra una progresión lógica de pensamientos y recuerdos personales que el autor vivió durante su infancia y juventud. En ella puede encontrarse la percepción del cristianismo desde un punto de vista musulmán, así como un desglose de argumentos que guiaron a Qureshi hacia su conversión y abandono del islam. Llama la atención en la obra la base racional e intelectual mediante la cual Qureshi encuentra la verdad en el Evangelio. La refutación de la teología y la tradición islámicas, la verdad sobre el Corán y el análisis histórico sobre la vida de Mahoma, llevan al protagonista a replantearse su fe de raíz.
Nabeel Qureshi, nacido en un país occidental, narra al principio de la obra su infancia, marcada por una férrea formación musulmana y grandes dificultades de integración, tanto en su comunidad religiosa, dadas sus influencias occidentales, como en el colegio, donde a menudo es rechazado por su religión. La familia Qureshi forma parte de la comunidad Ahmadía, una de las comunidades musulmanas minoritarias que difieren en detalles históricos de los chiitas y los sunitas.
En su adolescencia, Qureshi se siente fuerte frente a sus compañeros de colegio al exponer los errores del cristianismo y la superioridad del Corán frente a la Biblia y la tradición cristiana. Son numerosas las anécdotas narradas en las que se detallan debates religiosos con otros compañeros en los que la manipulación histórica de la Biblia o la negación de la divinidad de Jesús no encuentran respuesta por parte de sus interlocutores.
Sin embargo, esta situación cambiará al coincidir con David, un compañero de universidad que conoce bien el cristianismo y que se convertirá en su mejor amigo, con el que mantendrá incontables conversaciones y debates sobre dónde se encuentra la verdad.
En primer lugar, Qureshi intenta convencer a David de las múltiples alteraciones históricas que ha sufrido la Biblia desde la época de las primeras comunidades cristianas. Argumenta el protagonista que hay numerosos pasajes que han sido sustituidos por otros, excluidos o añadidos a lo largo de la historia. Por no hablar de las diferencias entre los mensajes dependiendo de la lengua de traducción, recordando que el Corán se ha mantenido invariable desde que el ángel se lo dictó a Mahoma, preservándose tanto la lengua, como cada una de las palabras en su sentido literal.
En segundo lugar, intenta Qureshi atacar la interpretación cristiana del Evangelio. La doctrina y tradición musulmanas sostienen que Jesús fue un profeta enviado por Alá, por lo tanto, digno de respeto. Sin embargo, niegan dos puntos fundamentales defendidos por la fe cristiana: que Jesús muriera en la cruz (y, por tanto, que resucitara) y que Jesús afirmara ser Dios.
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