Otra imposición más por parte de los poderes estatales que cada vez se está haciendo más omnipresente a escala mundial es la denominada ideología de género, conjunto sistemático de ideas que, manipulando una vez más el lenguaje, reniega de la concepción antropológica cristiana para construir un nuevo modelo de hombre y sociedad independiente de Dios creador.
Así lo ponía de manifiesto recientemente el papa Francisco ante los obispos de Polonia: «En Europa, América, África, en algunos países de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas. Y una de éstas –lo digo claramente con nombre y apellido– ¡es la ideología de género!». Y recordó las palabras de una conversación con el papa emérito Benedicto XVI en las que éste definía la época actual como «la época del pecado contra Dios creador».
También el cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en el Vaticano, destacaba hace poco el carácter protervo de esta ideología: «en ningún lugar la persecución religiosa es más clara que en la amenaza de las sociedades contra las familias a través de la demoníaca ideología de género. (…) En el mundo de hoy la violencia contra los cristianos no es sólo física sino que es también política, ideológica y cultural. Esta forma de persecución religiosa es tanto o más dañina, pero es más escondida. No destruye físicamente pero sí lo hace espiritualmente. En nombre de la “tolerancia”, las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio, la sexualidad y la persona humana están siendo desmanteladas».
En Colombia, por ejemplo, el cardenal Salazar, arzobispo de Bogotá y primado del país, expresaba por su parte el rechazo de la Iglesia católica a las orientaciones que el Ministerio de Educación (con la ayuda de la ONU) pretende realizar para «implementar de la ideología de género en la educación porque es una ideología destructora del ser humano, le quita el contenido fundamental de la relación complementaria entre varón y mujer».
En nuestro país, varios obispos han denunciado ya la aprobación de diversas leyes que promueven la implantación de la ideología de género en las escuelas, llegando a ser denunciados ante los tribunales por la defensa de la doctrina católica en esta materia. Es el caso, por ejemplo, de los obispos de Getafe y Alcalá de Henares, quienes en una nota sobre la «Ley de protección integral contra la LGTBIfobia y la discriminación por razón de orientación e identidad sexual en la Comunidad de Madrid» señalaban la imposición ideológica, por parte de los partidos políticos del arco parlamentario, los grandes sindicatos, la mayoría de los medios de comunicación y muchas de las grandes empresas, de un pensamiento único que anule la libertad y el coraje de buscar la verdad de la persona humana. «Inspirada por una antropología no adecuada que niega la diferencia sexual varón-mujer y la unidad de la persona cuerpo-espíritu –afirman los obispos mencionados– esta ley se halla en contradicción con la moral natural, acorde con la recta razón, y pretende anular la enseñanza pública de la Biblia, del Catecismo de la Iglesia católica y del resto del magisterio de la Iglesia referido al designio de Dios sobre el varón y la mujer».
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