Ante la cercanía del Jubileo extraordinario de la Misericordia y con el deseo de que la indulgencia jubilar llegue a cada uno de todos los fieles como genuina experiencia de la misericordia de Dios el papa Francisco ha hecho públicas las diferentes formas en que se puede vivir y obtener dicha indulgencia.
En primer lugar, explica el Santo Padre, y como signo del deseo profundo de auténtica conversión, los fieles están llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa. Esta peregrinación podrá realizarse a cada catedral, en las iglesias establecidas por el obispo diocesano, en las cuatro basílicas papales en Roma, en los santuarios donde se abra la Puerta de la Misericordia y en las iglesias que tradicionalmente se identifican como jubilares. Además, este momento deberá estar unido al Sacramento de la Reconciliación y a la celebración de la santa Eucaristía con un reflexión sobre la misericordia, acompañando estas celebraciones con la profesión de fe y con la oración por el Papa y por las intenciones que lleva en su corazón para el bien de la Iglesia y de todo el mundo. Aquellas personas que se vean imposibilitadas para llegar a la Puerta Santa por alguna enfermedad o sufrimiento podrán obtener la indulgencia jubilar viviendo con fe y gozosa esperanza este momento de prueba, recibiendo la comunión o participando en la santa misa y en la oración comunitaria, también a través de los diversos medios de comunicación. Las puertas de las celdas pueden ser también Puertas Santas para los presos que las atraviesen dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, que podrán ganar la indulgencia en las capillas de las cárceles si toman conciencia de la injusticia cometida y desean sinceramente integrarse de nuevo en la sociedad dando su contribución honesta.
En segundo lugar, cada vez que un fiel viva personalmente una o más de las obras de misericordia corporales y espirituales obtendrá también la indulgencia jubilar. De aquí el compromiso a vivir de la misericordia para obtener la gracia del perdón completo y total por el poder del amor del Padre que no excluye a nadie.
En tercer lugar, la indulgencia jubilar se puede ganar también para los difuntos. A ellos estamos unidos por el testimonio de fe y caridad que nos dejaron. De igual modo que los recordamos en la celebración eucarística, también podemos, en el gran misterio de la comunión de los santos, rezar por todos ellos para que el rostro misericordioso del Padre los libere de todo residuo de culpa y pueda abrazarlos en la bienaventuranza que no tiene fin.
Finalmente el Papa, consciente del gravísimo mal que comporta el aborto para la mujer, ha decidido conceder a todos los sacerdotes para el Año jubilar, no obstante cualquier cuestión contraria, la facultad de absolver del pecado del aborto a quienes lo han practicado y arrepentidos de corazón piden por ello perdón. Los sacerdotes se deben preparar para esta gran tarea sabiendo conjugar palabras de genuina acogida con una reflexión que ayude a comprender el pecado cometido, e indicar un itinerario de conversión verdadera para llegar a acoger el auténtico y generoso perdón del Padre que todo lo renueva con su presencia. Además, movido por la exigencia de corresponder al bien de los fieles que por diversos motivos frecuentan las iglesias donde celebran los sacerdotes de la Fraternidad de San Pío X, el Santo Padre ha dispuesto que quienes durante el Año Santo de la Misericordia se acerquen a los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X para celebrar el sacramento de la reconciliación, recibirán válida y lícitamente la absolución de sus pecados.
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