Gavin Ashenden, en The Catholic Herald, analiza en un interesante artículo del que extractamos algunos
fragmentos, algunos de los problemas de planteamiento que encierra el Instrumentum laboris del próximo Sínodo: «Demasiada guerra, demasiado cambio climático, economía injusta y alienación existencial de aquellos que se identifican a sí mismos y su valor según sus apetitos sexuales. Es
lo que muchos han criticado por un sesgo político izquierdista, LGBTQ+ o alarmista del cambio climático.
“Por sus frutos”, pero también por su lenguaje, “los conoceréis”. Por supuesto que hay demasiada
guerra. Pero en el Instrumentum laboris no se reconoce que el pecado original sea la raíz de tanta guerra, ni que el arrepentimiento y la conversión sean los remedios. Los remedios que se proponen son, por el contrario, el recurso a “la escucha, la inclusión y la afi rmación”, esto es, la constante reiteración de ese “caminar juntos” que supuestamente proporcionará el remedio que necesitamos. Esto es,
resulta obvio, profundamente subcristiano, y tal vez algo peor. De hecho, el lenguaje y la terminología del documento están prescribiendo de antemano sus conclusiones.
La conversión y el arrepentimiento radicales de los Evangelios han sido sustituidos por la “inclusión y
aceptación radicales” en el texto del Instrumentum laboris. Por supuesto es cierto que la inclusión y la aceptación desempeñan un apel importante en los Evangelios si se definen cuidadosamente y se sitúan en su contexto adecuado. Pero si se sacan del contexto específico y se convierten en una regla generalizada, se altera su signifi cado y su sentido. En ninguna parte ofrece Jesús la ceptación y la inclusión terapéuticas sin acompañarlas de la invitación a un cambio de corazón, de prioridad o de acción dentro de un marco ético más exigente.
Las cuestiones que se someten a consideración en el trabajo de grupo traen consigo sus propios presupuestos teológicos. Mientras que Jesús habla de una dicotomía de lucha entre la Iglesia o el Reino y el Mundo, el cristianismo sinodal no ve dicha dicotomía. Sólo la “unidad de toda la humanidad”.
De este modo, ¿no constituye un error característico de la rendición puntual a una moda secular pasajera tal y como encontramos con bastante cuencia en la historia de la Iglesia?
¿O constituye, más inquietantemente, un plan para un tipo diferente de catolicismo, un “catolicismo sinodal” que de hecho no es ni genuinamente sinodal ni católico, sino un medio dirigido a cambiar la comprensión católica de la sexualidad, la espiritualidad y la ética?”»
San Bernardo: sermón sobre el Cantar de los Cantares 61, 3-5
Dónde podrá hallar nuestra debilidad un descanso seguro y tranquilo, sino en las llagas del Salvador? En ellas habito con seguridad, sabiendo que Él puede salvarme. Grita el mundo, me oprime el cuerpo, el diablo me pone asechanzas, pero...