El 14 de mayo de 1733 se le aparecía el Sagrado Corazón al joven seminarista Bernardo de Hoyos. En aquel día se celebraba la solemnidad de la Ascensión. Después de comulgar con los demás estudiantes de teología recibió en el presbiterio del templo la llamada revelación de la Gran Promesa. Según escribió a su confesor y director espiritual, el padre Juan de Loyola: «Dióseme a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mí sólo, sino para que por mí las gustasen otros. Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en que ni aun memoria parece hay de ella, me dijo Jesús: “Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes”».
Desde entonces la devoción fue creciendo y comprendiéndose en un proceso que culmina cuando el rey Alfonso XIII consagra España al Sagrado Corazón en el Cerro de los Ángeles. Uno puede observar con certeza como durante muchos años y aún hoy el Sagrado Corazón reina, ha tenido y tiene una especial devoción en España. Muestra de ello son los centenares de monumentos erigidos en su honor, las múltiples iglesias dedicadas a su festividad, y, por qué no, la razón misma de esta revista Cristiandad.
Tan solo diez años más tarde, en una loma de la sierra cordobesa, se inauguraba el monumento del Sagrado Corazón, en la festividad de la ciudad dedicada al arcángel San Miguel. Fue edificada por suscripción popular y convocada por el obispo Pérez Muñoz. El paraje es conocido como «Las Ermitas» porque albergaba trece pequeñas ermitas que daban cobijo a los eremitas que se retiraban a ellas. Esta comunidad religiosa observaba una vida de riguroso silencio, oración e incomunicación casi absoluta. Además, eran conocidos por su labor caritativa al servicio de los pobres que a ellos acudían desde la ciudad cordobesa y sus alrededores. La ceremonia de inaguración del monumento fue de gran solemnidad. A ella acudieron las autoridades civiles y religiosas de la zona. Las crónicas hablan de la llegada del obispo Pérez Muñoz entre calurosos vivas al Sagrado Corazón. Terminada la celebración de la santa misa, el obispo, con mitra y báculo, procedió a la bendición del monumento seguida de la bendición a la muchedumbre que poblaba la colina.
El autor del monumento fue Lorenzo Coullaut Valera. Escultor e ilustrador español, nacido en Marchena (Sevilla) el 12 de abril de 1876 y fallecido en Madrid el 21 de agosto de 1932. Fue el primero de una larga saga de escultores. Devoto cristiano, dedicó gran parte de su vida a esculturas y monumentos de temática religiosa, así como de lápidas conmemorativas.
El monumento se encuentra en un alto, visible desde lejos, y está formado por una base octogonal sobre la cual se colocó la imagen. La iconografía nos presenta a Jesucristo con la mano derecha levantada y la izquierda señalando el corazón. Se trata de una obra muy parecida a una anterior suya, el monumento de Bilbao, inaugurado en 1923. La principal diferencia está en la posición de los brazos, que en el caso de la de Bilbao tiene la mano derecha levantada y en la de Córdoba levanta el brazo entero. Es cierto que la primera se encuentra en el centro urbano de la capital vizcaína, mientas que la segunda se halla en una montaña, por lo que esa diferencia estaría hecha buscando el efecto visual.
En el año 1969 un rayo lo destruyó, y tres años más tarde, en mayo del año 1972, cuando estaba a punto de inaugurarse, un nuevo rayo lo decapitó afectándolo de nuevo seriamente. Impulsada por los jesuitas, se creó una comisión al efecto en la que participaron varias organizaciones, entre otras el Apostolado de la Oración y la Asociación Amigos de Las Ermitas, para que abordaran la restauración. No sería hasta el 4 de julio del año 1986, cuando el obispo José Antonio Infantes Florido bendecía de nuevo la imagen. El 1 de septiembre de 2017 se inauguró un nuevo sistema de iluminación, que permite actualmente divisar el monumento durante más horas y con más claridad desde la ciudad, en una celebración presidida por el Sr. obispo de Córdoba, Demetrio Fernández. La nueva iluminación artística lo ha embellecido todavía más, pues de por sí se puede considerar uno de los monumentos al sagrado Corazón más bello de España, que desde hace casi un siglo es vigía de la ciudad de los más de 300 metros de altura a la que está situado el conjunto.
Con ocasión del 90º aniversario de la bendición del monumento y en unión al centenario que celebra toda España por la consagración de España al Corazón de Jesús el pasado 24 de octubre Córdoba abría el Año Jubilar del Sagrado Corazón de Jesús. (Ver actualidad religiosa)
Durante la homilía, Mons. Demetrio Fernández, recordó los acontecimientos vividos en la ciudad y España, respectivamente 90 y cien años atrás:
«Corría el año 1929 y el entonces Obispo, Don Adolfo Pérez Muñoz, había mandado construir un monumento en las Ermitas al Corazón de Jesús, monumento que ya nos es a todos conocido (…) Con ello quería cumplir el Obispo un mandato del Papa León XIII, que hacía ya más de 20 años había propuesto a todos los obispos que difundieran en sus diócesis la fiesta y la consagración al Corazón de Jesús. En el año 1919 España entera, por boca de su máxima autoridad y máximo representante, el rey Alfonso XIII, hizo esta consagración ante el monumento del Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles. Diez años después seedificó este monumento de Córdoba. Noventa años celebramos, por tanto en Córdoba y cien en toda España».
Tomando crónicas de la época, el prelado recordó que el día de San Rafael de 1929 unas 25 mil personas subieron a las Ermitas de Córdoba para la inauguración del monumento al Sagrado Corazón de Jesús. «Asistieron 25 mil personas, de una ciudad que tenía 85 mil personas», subrayó, para luego indicar: «Había una fuerte devoción al Corazón de Jesús que queremos revivir y actualizar durante este año, previo a la fecha del 90º aniversario, y previo también a la fecha del centenario».
Culminando la homilía, el obispo de Córdoba, hizo una invitación: «Vivamos, queridos hermanos, este Año Jubilar alcanzando la indulgencia plenaria que se nos concede de múltiples maneras, pero una de ellas es también vivir un Año Jubilar en el Corazón de Cristo. ¡Córdoba en el Corazón de Cristo!»
«Entremos en este Corazón y sintámonos profundamente amados, queridos por Dios en su Hijo Jesucristo, dándonos en Espíritu Santo. En ese movimiento trinitario es en el que se mueve el amor de Dios, que tiene su localización física en el Corazón de Cristo. ¡Sagrado Corazón de Jesús!, ¡en Vos confío!», centró Mons. Demetrio Fernández.
Termino estas líneas con las palabras que el alcalde de Córdoba, José Sanz Noguer, dedicó al Sagrado Corazón en la inauguración y dan muestra de la devoción que esta ciudad profesaba al Corazón de Cristo.
Sacro Corazón más dulce
que la miel es tu mandato.
Tu querer en yugo grato
por ser la Ley del Amor.
Tu voluntad soberana
como se cumple en el Cielo.
Hágase siempre en el suelo
que nada se hará mejor.