El padre Dominic Allain es director pastoral internacional de ‘Grief to Grace’, un programa de retiros espirituales para víctimas de abusos sexuales. Así ha reaccionado desde las páginas del Catholic Herald a una de las últimas y más disparatadas propuestas para abordar ese problema, que revela hasta qué punto algunos han perdido de vista el sentido del sacerdocio y de los sacramentos en general:
«El teólogo Josef Pieper escribe que uno de los errores más comunes que afectan a los cristianos es tratar a Dios como si fuera “algo” en lugar de “Alguien”. Cuanto más reflexiono sobre mi propia experiencia, más veo lo acertado de esta afirmación. De ella se sigue que cuanto más se trata a Dios como algo, mayor es la tentación de minimizar su presencia y acción en los sacramentos que instituyó, que se convierten simplemente en expresiones de identidad de culto.
Así que recibí con una mezcla de incredulidad y lástima la noticia de que una profesora de teología en la Universidad de Villanova sugería que se tendrían que ordenar robots como sacerdotes. La inteligencia artificial, dice la hermana Illia Delio, desafía al catolicismo “a avanzar hacia un sacerdocio posthumano”.
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Quizás la hermana tenga un punto de razón. Estos sacerdotes podrían ser programados para encajar perfectamente en todas partes. La supervisión episcopal podría ajustar su software en escalas de “rígido” a “teológicamente progresista” o de “forma extraordinaria” a “salvajemente carismático en liturgia”. El cumplimiento de la inculturación se podría establecer de acuerdo con la ubicación, con un abanico que iría desde “Padre del Oratorio de Brompton” hasta “chamán de la selva tropical”. Por supuesto, la tecnología tendría que ser lo suficientemente segura como para que los consejos parroquiales no pudieran hackearla, o para que un robot deshonesto no se pudiera proclamar de repente obispo y comenzara a ordenar a otros robots.
Parece que la profesora es inmune a la advertencia del Cura de Ars de que deberíamos pensar en Jesucristo cuando vemos a un sacerdote. Ella argumenta que los robots serían una mejora porque no abusarían de los niños y al ser neutrales en cuanto al género, purificarían el sacerdocio del patriarcado. Mucho dolor debe haber contribuido a tal declaración porque, lejos de ser una solución, suena como un consejo desesperado si esto es a lo mejor que aspira para el sacerdocio.
El Cura de Ars señalaba que el sacerdocio no está mediado por algo, sino por Alguien. Su futuro mira sólo a ese Alguien, el gran Sumo Sacerdote, que no era de género neutral ni estaba fuera del alcance de la tentación. Aunque sin pecado, era de carne y hueso como los que comparten su sacerdocio. Nos dejó el regalo del sacramento del Orden, para que aquellos que lo reciben ofrecieran su humanidad para que éste se conformase de la misma manera dinámica, permitiendo que su humanidad fuera transformada por la gracia, por la inhabitación del Espíritu Santo y fuese introducida así en su sacrificio. Conoció la traición y, sin embargo, ¡qué gran misterio es que aun así eligiera a la humanidad, con todas sus debilidades, para ser mediadora de lo divino! Sólo un Alguien podría poseer el poder de salvar, porque la salvación misma está personificada en Él».
En la muerte del neoarriano Hans Küng
La muerte del sacerdote y teólogo heterodoxo Hans Küng ha suscitado numerosos elogios, especialmente entre aquellos más alejados de la Iglesia. Pero también han aparecido voces bien fundadas que han corregido la imagen «rosa» del teólogo suizo. Mons. Martínez...