Estamos en los inicios del mes de junio, que, en la devoción cristiana, tiene una dedicación especial al Sagrado Corazón de Jesús. Los iniciadores de esta devoción fueron santa Margarita María de Alacoque y su director espiritual, el jesuita san Claudio de la Colombière.
El Corazón de Jesús, herido y encendido de amor, quiere derramar su misericordia en el corazón de cada persona y, al mismo tiempo, desea ser amado por corazones encendidos de esta misericordia. Nosotros no podemos olvidar los inicios de esta devoción en esta tierra con algunos hechos significativos. Fue Josep Morgades, que más tarde sería nombrado obispo de Vic (1882), quien en 1860 estableció el Apostolado de la Oración en toda España, con la publicación del Mensajero del Corazón de Jesús. Otro hito significativo es que el primer santuario dedicado al Sagrado Corazón de Jesús en todo el territorio español fue el de Puig-agut de Manlleu, construido a instancias del piadoso Ramon Madirolas y bendecido por el obispo Josep Morgades 1886.
El doctor Torras y Bages publicó, en 1879, el Mes del Sagrado Corazón, porque los concilios tarraconenses habían fomentado esta devoción desde el año 1738. Por eso mismo escribía el venerable Torras y Bages, en aquellos momentos: «Los catalanes tienen más derecho a tener un Mes del Sagrado Corazón en su lengua materna, pues los concilios Tarraconenses fueron los primeros, y quizás los únicos concilios españoles, que han mandado propagar esta santa devoción; ellos consiguieron en parte su propósito, pues a finales del siglo pasado en muchos pueblos se celebraban fiestas.»
No puedo tampoco dejar de mencionar la gran devoción al Sagrado Corazón de Jesús que tenía el venerable Juan Collell Cuatrecasas, que fundó las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, en 1891, para hacer presente en el mundo obrero ese amor incondicional de Cristo, con el servicio y la donación. Los tiempos han pasado, pero el amor del Corazón de Jesús sigue siendo el mismo, en donación y misericordia, y el corazón de la persona humana también sigue siendo el mismo, con su deseo de amar y de ser amado.
La devoción al Corazón de Jesús tiene una particularidad significativa: es un corazón herido, del que brota sin cesar amor. Y esta particularidad es de gran actualidad. En un mundo en que los corazones de los hombres tienen tantas heridas, el Corazón de Jesús herido de amor es no sólo el refugio, sino la curación y la libertad. El Corazón de Jesús es la fuente de la que brota la salvación para toda la humanidad.
«Glossa» de Romà Casanova, obispo de Vic, full dominical (2 de junio de 2019).