«Y apareció en el Cielo otra señal: un enorme Dragón» (Ap 12, 3). Papa Francisco
Estas palabras de la primera lectura de la Misa nos hace pensar en la gran lucha que se traba entre el bien y el mal, pudiéndose constatar cómo el hombre, poniendo a Dios de lado, no consigue llegar a la felicidad, antes termina por destruirse a sí mismo.