«YO TE ENSEÑARÉ EL CAMINO DEL CIELO»
¡Oh, bello Cielo! ¡quién no le amaría, ya que tantos bienes están contenidos en él! ¿No es, en efecto, hijos míos, el pensamiento de esta recompensa que hacía a los Apóstoles infatigables en sus trabajos apostólicos e invencibles contra las persecuciones que tuvieron que sufrir por parte de sus enemigos? ...