«En la escuela del Corazón de Jesús: su predilección fueron siempre los pequeños, los desheredados, los pobres…»
No es el caso que el excelente religioso se reservara para ciertas categorías de personas, más capaces que otras de apreciar su talento en su justo valor. Incluso, podría ponderarse como excesiva la condescendencia que siempre mostró al prestarse sin medida a cualquier oportunidad para hacer el más mínimo bien. ...