El pasado viernes 26 de septiembre el Parlamento eslovaco aprobó una enmienda constitucional que consagra en la Constitución de dicho país que sólo hay dos sexos, masculino y femenino, al tiempo que prohíbe la adopción de niños por parejas del mismo sexo (el matrimonio ya se definió en la Constitución en 2014 como la unión de un hombre y una mujer), así como los vientres de alquiler.
Esta enmienda constitucional también afirma que la soberanía de Eslovaquia sobre este tipo de cuestiones
culturales y éticas prevalece sobre la legislación europea. De este modo, Eslovaquia se convierte en el primer país del mundo que incluye una prohibición de los vientres de alquiler (también conocido como gestación subrogada) en su Constitución. Se demuestra así que la deriva que sigue la casi totalidad de los países occidentales no es inevitable, un mal menor al que debamos resignarnos.
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