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decir verdad, en Annum Sacrum (1899) no se suscita ahora por primera vez esta cuestión [refiriéndose a la Consagración del género humano al Corazón del redentor]. Pues hace casi cinco lustros, en la proximidad de las solemnidades dos veces seculares del día en que la bienaventurada Margarita María Alacoque recibió el celestial encargo de propagar el culto del Divino Corazón, fueron remitidas, de todas partes, a Pío IX muchas súplicas escritas, no sólo por particulares sino también por los Obispos, para que tuviese a bien consagrar el género humano al augustísimo Corazón de Jesús».
Comentario
En la edad contemporánea, no parece que haya acto eclesial alguno comparable a aquel por el que el Sucesor de Pedro, y por razón de su ministerio, urgido por el mismo Dios, confió los destinos de la entera humanidad a la misma Misericordia divina que se mostraba en el Corazón abierto del Redentor de todo hombre. Ahora, S.S. León XIII, en documento tan admirable y donde señala al Corazón de Dios como nuevo Lábaro de salvación, explanaba este tiempo de misericordia sin límites con punto de partida en Paray-le-Monial. Celebrando nuestro centenario como Schola Cordis Iesu, este mes de agosto nos congregaremos en Paray, junto a santa Margarita y san Claudio para dar gracias por la efusión de gracia y la misión a que somos convocados. La misión del padre Ramière fue universalizar Paray-le-Monial. A su intercesión, él que había hecho suya la oración del Corazón de Jesús, nos acogemos. ¡Gracias, Divino Corazón!











