El papa Francisco ha reconocido mártires a los cinco franciscanos que llevaban las misiones del Guale, la actual Savannah (población del estado de Georgia, EEUU) traicionados y asesinados en septiembre de 1597. Esta causa de beatificación ha sido apoyada por el episcopado de Estados Unidos, mostrando su agradecimiento al Papa por declarar los mártires, ya que han sido claro ejemplo de testimonio de verdad y fidelidad en la defensa del verdadero matrimonio y la familia. Dos siglos antes de que el mallorquín san Junípero Serra comenzara su labor en la costa oeste de los Estados Unidos, los franciscanos españoles ya estaban evangelizando el sudeste del país. Al llegar los españoles a la costa de Georgia empezaron a tener relación con los Guale. Los franciscanos fueron acogidos por este pueblo, por lo que empezaron a crear misiones llegando a fundar más de cien. Cuatro de estas evangelizaban a los guale en las distintas regiones como Tolomato capital del Guale, (cerca del actual Darién), Santo Domingo, Tupiqui y Santa Catalina. Fray Pedro de Corpa (natural de Corpa, Madrid) fue uno de los principales impulsores de la evangelización de los guale y líder de esta misión al pueblo, debido a su amplia experiencia en la misión de La Florida. A Fray Pedro le fue asignada Tolomato, la ciudad más importante para los guale, por ser su capital. Su labor evangelizadora fue muy bien acogida por el pueblo, incluso por el Gran Jefe don Francisco. aceptando también los productos provenientes de Europa, como adornos de cris tal, herramientas de metal, textiles y otros artículos de lujo. Pedro tuvo que aprender su lengua para poder atender a todas las necesidades que los indígenas le pedían, como el bautismo y demás sacramentos. Durante un tiempo, reinó la paz en el pueblo guale, pero todo cambió en septiembre de 1597 cuando murió el Gran Jefe don Francisco, quien te nía muy buen trato con los misione ros y con fray Pedro. Su hijo Juanillo, el príncipe heredero, no mantuvo esa fe y agradecimiento a Dios y a los misioneros cuando decidió casarse por segunda vez con otra mujer, rechazando las enseñanzas de los hermanos misioneros sobre el verdadero matrimonio. El cargo de Mico, o Gran Jefe, tenía que recaer sobre Juanillo, ya que era el heredero. No obstante, debido a su promiscuidad y recha zo a la fe, que tanto había unido al pueblo guale, no fue aceptado como líder por la decisión tomada en el Bohío de Tolomato, o Gran Casa del Concilio, es decir, el lugar en la ca pital donde se reunían para tomar las decisiones importantes para el pueblo. Por el bien de todos los ha bitantes, fray Pedro junto con fray Blas, encargado de la misión en Tupiqui, advirtieron al Bohío de Tolo mato para que no nombraran líder a Juanillo y así hicieron. Este hecho provocó a Juanillo una gran humillación e ira, por lo que se retiró a los bosques de los alrededores para buscar aliados y empezar una rebelión, ya que era donde vivían los indígenas que no estaban bautizados y no habían recibido el Evangelio. La mañana del 14 de septiembre, antes de la misa de domingo, fray Pedro estaba rezando en el convento cuando irrumpió Juanillo con sus secuaces para saciar su sed de venganza, asesinándolo fríamente con sus macanas. Acto seguido, le cortaron la cabeza y la pusieron en la plaza como símbolo de lo que les iba a pasar a los demás sacerdotes franciscanos. También quemaron la iglesia y el Bohío de Tolomato para advertir a los que trataran con los misioneros. Una vez terminada esta revuelta, el príncipe rebelde avisó a los caciques de los otros pueblos guale ordenando la ejecución de los franciscanos que quedaban en las distintas misiones y él mismo, con La mañana del 14 de septiembre, antes de la misa de domingo, fray Pedro estaba rezando en el convento cuando irrumpió Jua nillo con sus secuaces para saciar su sed de venganza, asesinándolo fríamente con sus macanas. los suyos, se dirigió al pueblo vecino de Tupiqui, donde se encontrarían con el padre Blas Rodríguez. Al llegar a Tupiqui, dos días después del asesinato de fray Pedro de Corpa, los rebeldes dieron con el padre Blas, al cual le prendieron para someterle a un horrible sufrimiento. Abril 2025 | 13 Pero antes de ejecutarlo, le concedieron una última misa y homilía, ya que era un hombre mayor y agra dable. Después de la misa, Blas pudo dejar a algunos indígenas sus escasas posesiones, dando ejemplo de generosidad y sencillez. Cuando ya estaba listo, no fue asesinado al momento, sino que fue torturado durante dos días y obligado a ver como profana ban y quemaban lo más preciado que tenía, la iglesia de Tupiqui. Ya después de todos esos tormentos fue quemado vivo en el mismo fuego. Juanillo y sus hombres tuvieron que retirarse de Tupiqui, dirigiéndose a Santa Catalina de Guale, dejando en llamas los hogares de Tupiqui. Esto fue debido a que los lugareños permanecieron fi eles a los hombres que les habían llevado a su vida a Dios como su bien más preciado. Esta reacción del pueblo ante la muerte de los dos franciscanos causó un gran desconcierto y enfado a Juanillo, por lo que permaneció firme en su propósito de acabar con los misioneros. Juanillo avisó a los caciques para que mataran a los frailes, pero es tos se negaron a hacerlo y avisaron al padre Miguel y al hermano Antonio para que huyeran. Los dos, con mucha tranquilidad, esperaron rezando la llegada de los rebeldes. El hermano Antonio fue asesinado cuando llegaron, pero ninguno tuvo el valor de matar al padre Miguel, probablemente porque sabían que no estaba bien matar a hombres inocentes. Debido a su cobardía, convencieron a un no bautizado para matarlo, el cual se suicidó por el dolor que sentía. La iglesia de la misión fue quemada y los cuerpos de los franciscanos enterrados por los aldeanos tiempo más tarde. El último que quedaba con vida, era el padre Francisco de Verásco Misión de Guale (Georgia) la, también conocido como el «Gigante del Cantábrico», debido a su gran altura y fuerza y a que había nacido en Cantabria. Éste había sido amigo de Juanillo, pues habían vivido aventuras juntos en la selva para proclamar el Evangelio a las tribus que aún no conocían a Dios. Francisco no había oído hablar de las persecuciones, ya que estaba de viaje, pero cuando volvió fue sor prendido por Juanillo y sus hombres, traicionándole y asesinándole por la espalda, y acabando así con los franciscanos del Guale. El martirio de estos cinco hombres es un claro testimonio de sencillez, por lo único que les bastaba: su fe en Dios, su fidelidad a Él y a la verdad sin tener miedo de lo que pudiera ocurrir. También, frente al mundo actual en el que han desaparecido aquellos grandes ideales, sirven como modelo de valientes soldados de Cristo que dejaron su patria, sus familias y perdieron sus vidas para extender el Reino de Cristo en la tierra y llevar almas al Cielo. Para el obispo de Savannah, estos mártires son sobre todo un ejemplo de esperanza para la institución del matrimonio: según explica en su carta para la causa de los mártires de Georgia, «la historia de fray Pedro de Corpa y sus compañeros martirizados es una muestra de esperanza en un tiempo en que las fuerzas seculares tratan de redefinir el matrimonio».
«Querido tío Antonio»
Me piden que escriba acerca de Antonio Pérez-Mosso Nenninger, de nuestro querido tío Antonio, como cariñosamente le llamamos en casa. Se da la confluencia de la familia de sangre como sobrino carnal y familia espiritual como sobrino sacerdote.