6 de cada 10 personas en el mundo viven en países donde no hay libertad religiosa
La libertad religiosa es un derecho fundamental recogido en el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Sin embargo este derecho está cada vez más amenazado, según recoge el último Informe Libertad Religiosa 2016 (ILR 2016), que edita cada dos años la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.
De los 196 países analizados por dicho estudio, en 38 se han dado graves violaciones contra la libertad religiosa. En estas naciones vive el 60% de la población mundial, por lo que seis de cada diez personas en el mundo vive en países donde no hay libertad religiosa. Pero, ¿de dónde proceden los ataques contra la libertad religiosa? ¿Quiénes son los que persiguen y mutilan este derecho?
Los perseguidores
El ILR 2016 concluye que el creciente radicalismo islámico es la principal amenaza a la libertad religiosa en el mundo y la principal causa de persecución. En el periodo estudiado aparece un nuevo fenómeno de violencia basada en la religión que podríamos llamar «hiperextremismo», un proceso de máxima radicalización con una violencia sin precedentes. Se caracteriza por la presencia de un credo extremista, sumado a un sistema legal basado en una religión y apoyado por un gobierno radical. A esto se añade el intento sistemático de aniquilar o expulsar a cualquier grupo que no se ajuste a sus opiniones.
El grupo terrorista Daesh (Estado Islámico) encarna a la perfección el «hiperextremismo». Según el Informe Libertad Religiosa, desde mediados de 2014 se han cometido violentos atentados islamistas en uno de cada cinco países del mundo, desde Suecia a Australia. En algunas zonas de Oriente Medio, entre ellas Siria e Irak, el hiperextremismo está eliminando toda forma de diversidad religiosa. Se pretende sustituir el pluralismo religioso por una sola religión.
Otros actores de la persecución a la libertad religiosa son los países autoritarios, donde se impone el ateísmo de estado y se destierra toda práctica religiosa. Es el caso de Corea del Norte, uno de los países que más ataca este derecho. Un último factor de ataque a la libertad religiosa son los nacionalismos extremistas, que tratan de imponer desde las estructuras del estado o grupos radicales una determinada ideología nacional. Es el caso de la India, donde agrupaciones nacionalistas promulgan el hinduismo radical y amenazan con eliminar otras religiones. No hay que perder de vista tampoco el creciente laicismo en el mundo occidental, donde se desprecia la religión y se trata de arrinconarla al ámbito privado.
Los perseguidos
Frente a estos datos de la falta de libertad religiosa en el mundo, se encuentran las personas que sufren las consecuencias de ello. Es el caso de Ejlas, una adolescente Irakuí perteneciente a la minoría religiosa yazidí, que ha sufrido en primera persona la persecución del Daesh. Ella ha sido una de las muchas yazidíes secuestradas por los extremistas islámicos en sus casas de Sinyar, al noroeste de Irak. Mataron a su padre y a su hermano delante de ella. Todas las chicas de su comunidad mayores de ocho años fueron secuestradas, encarceladas y violadas.
Hablando en Westminster, Londres, ante un grupo de miembros del Parlamento de Reino Unido, Ejlas refirió que había visto a sus amigas violadas y había oído sus gritos. Contó que había conocido a una niña de nueve años a la que violaron tantas veces que acabó muriendo. Ejlas consiguió escapar de la prisión durante un bombardeo.
Gracias al testimonio de personas como Ejlas el Parlamento de Reino Unido y de la Unión Europea, entre otros, han reconocido como genocidio el ataque indriscriminado de las comunidades cristianas y yazidíes en Oriente Medio por parte del Daesh. Desde 2014 han sido asesinados unos 5.000 yazidíes en Siria e Irak, y no menos de 2.000 han sido esclavizados. También unos 150.000 cristianos han tenido que huir de los pueblos de la llanura de Nínive ante el avance del Daesh en Irak. El cristianismo, la religión con más seguidores del mundo, es sin embargo uno de los credos más perseguidos. Según el ILR 2016, 334 millones de cristianos viven en países donde no hay libertad religiosa.
Es el caso de la Iglesia en Yemen. En la mañana del viernes 4 de marzo de 2016, un grupo de extremistas musulmanes identificados con el Estado Islámico entraron en la casa de las Misioneras de la Caridad en la ciudad de Adén y acabaron con la vida de 4 religiosas y 11 personas, que atendían un albergue para ancianos discapacitados. También fue secuestrado el sacerdote salesiano indio padre Tom Uzhunnalil, aún desaparecido.
Al ataque sobrevivió la hermana Sally, superiora de la comunidad, que milagrosamente no fue descubierta. Las hermanas asesinadas son Anselm (Cecilia Minj, 61 años, India), Marguerite (Anathalie Mukhasema, 44, Ruanda), Judith (Kimatu Anastacia Kanini, 41, Kenia) y Reginette (Valentine Uwingabire, 32, Ruanda). El papa Francisco denunció que los hechos no se dieran a conocer y las llamó «pequeñas mártires» de Madre Teresa. «Rezo para que su sangre sea la semilla de la paz en Oriente Medio y detenga al Estado Islámico», comenta la hermana Sally.
Puede consultarse el informe completo en: wwww.libertadreligiosaenelmundo.com