La revista Cristiandad celebra el 6 de febrero de 2015 los mil números de su publicación. En dicha fecha, hace 250 años, la Iglesia aprobaba y autorizaba oficialmente el culto y la fiesta pedidos por Jesucristo para con su divino Corazón.
El 26 de enero de 1765 se reunía en Roma la Sagrada Congregación de Ritos para estudiar la solicitud de concesión de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús presentada por los obispos del reino de Polonia y la Archicofradía Romana, y tras controvertida deliberación, acordó revocar la declaración de 30 de julio de 1729, que la había denegado, y conceder a los solicitantes la facultad de celebrar la fiesta litúrgica pedida. A tenor de ello, trece días después, el 6 de febrero de 1765, el papa Clemente XIII aprobaba «en todo y por todo» el rescripto Instantibus de la Sagrada Congregación, que literalmente dice:
«Instando para la concesión de oficio y misa del Sagrado Corazón de Jesús la mayor parte de los reverendísimos prelados del reino de Polonia y la archidiócesis de este título erigida en Roma, se reunió la Sagrada Congregación de Ritos el 26 de enero del presente año, la cual, sabiendo bien que el culto al Sagrado Corazón de Jesús se ha propagado fomentándolo los obispos por casi todas las partes del orbe católico, y que además la Sede Apostólica lo ha enriquecido con frecuencia con millares de breves de indulgencias concedidas a un sinnúmero de cofradías erigidas canónicamente con el título del Corazón de Jesús, y entendiendo a la vez que, con la celebración de la misa y el oficio que se pide, no se hace mas que ampliar el culto ya instituido, y renovar simbólicamente la memoria del divino amor con que el Unigénito Hijo de Dios tomó la naturaleza humana, y hecho obediente hasta la muerte, dijo que daba ejemplo a los hombres de ser manso y humilde de corazón ; por todas estas razones, a propuesta del eminentísimo y reverendísimo señor cardenal obispo de Santa Sabina, oído el parecer del R.P. Cayetano Forti, promotor de la fe, y previa revocación de la decisión del 30 de julio de 1729, creyó que debía acceder a las súplicas de los obispos del reino de Polonia y de la mencionada cofradía de Roma, reservando a deliberación ulterior la aprobación definitiva de oficio y misa. Y habiendo yo, como secretario, dado cuenta de este voto de la congregación a nuestro Santísimo Señor el papa Clemente XIII, Su Santidad, después de leído su tenor, lo aprobó en todo y por todo, hoy, 6 de febrero de 1765».
Aunque restringida a sus destinatarios, de los que a última hora fue excluido el reino de España por exigencia del gobierno de Carlos III, fue ésta la primera respuesta oficial de la Iglesia a la petición de que se instaurase la fiesta de su Corazón por el Papa en toda la Iglesia, hecha por el propio Jesús a santa Margarita María noventa años antes. Los denodados empeños en cumplir el encargo, hechos por su mensajera, por sus hermanas visitandinas y por los padres jesuitas Croiset y Gallifet, habían fracasado, siendo rechazadas sus instancias por la sagrada Congregación de Ritos en 1697, 1727 y 1729. Pero el 6 de febrero de 1765, a los 75 años de la muerte de santa Margarita, iba a llegar la hora dispuesta por la Providencia, y mediante acto magisterial de aprobación de la devoción al Corazón de Jesús, era introducida en la liturgia de la Iglesia con su misa y oficio propios, como expresión de su fe.
Pero a fines del siglo xvii en Paray-le-Monial Jesús no sólo quiso revelarnos su queja de que su amor no correspondido pedía reparación mediante la instauración de la fiesta de su Corazón como coronación de la del Corpus Christi al final de su octava, sino que ante la gestación de la modernidad anticristiana que desterraba a Cristo de la vida social, iniciada entonces con la revolución inglesa y culminada un siglo después por la francesa, quiso alentar a sus hijos fieles mediante una profética y esperanzadora promesa: «Reinaré a pesar de mis enemigos y de cuantos se opusieran a ello», reinado que comportaba el «arruinar el imperio de Satanás», implantando en las almas el imperio de su amor, palabras que santa Margarita María dice resonaban de continuo en su interior y le transportaban de alegría.
Esta promesa de su reinado es la razón de ser de nuestra revista Cristiandad y la idea–fuerza que ha dado vida a sus primeros 1.000 números a lo largo de estos setenta años, como escribía entonces nuestro «curador espiritual», maestro e inspirador, el padre Ramón Orlandis, S.I.: «Tenemos por cierto, que Jesucristo centra en la devoción al Sagrado Corazón de Jesús el remedio social del mundo actual, y que como consecuencia del triunfo de esta devoción, ha de venir la época profetizada de paz y prosperidad en la Iglesia coincidente con el reinado social de Jesucristo», convicción que reiteraba Pedro Basil en el primer número de la revista, cuando escribía que la suprema promesa en que se basa nuestra esperanza se encierra en la frase: «Reinaré, a pesar de mis enemigos.» La certeza en esta profecía es la razón de la sobrenatural esperanza que ha distinguido y distingue a nuestra revista frente a ilusorios optimismos de unos y angustiosos pesimismos estériles de otros.
El eminente historiador de la devoción y colaborador de nuestra revista padre Hilario Marín, S.I. calificaba de acontecimiento trascendental esta primera aprobación oficial del culto al Corazón de Jesús del 6 de febrero de 1765. Y el papa Pío XII, en su carta encíclica Haurietis aquas dice que: «La Santa Sede coronó esta veneración el 6 de febrero de 1765, cuando nuestro predecesor Clemente XIII concedió el celebrar la fiesta litúrgica en honor del Sagrado Corazón con oficio y misa propia. A esta primera aprobación siguió otra después de un siglo, el 23 de agosto de 1856, en que nuestro predecesor Pío IX decretó que la fiesta del sacratísimo Corazón de Jesús se extendiese a toda la Iglesia. A partir de ese día el culto al sacratísimo Corazón, como desbordante río, superando todos los obstáculos, se difundió por todo el universo».
Por ello la redacción de Cristiandad ha pedido y obtenido del director del templo expiatorio nacional del Corazón de Jesús del Tibidabo de Barcelona que la celebración de los mil números de la revista tuviera inicio en su Basílica, mediante una vigilia eucarística reparadora conmemorativa, en la noche del 6 de febrero de 2015, doscientos cincuenta aniversario de la introducción oficial de la fiesta del Corazón de Jesús en la Iglesia, a la que están invitados todos sus devotos.