Cuentan los niños de Fátima que en la tercera aparición de la Virgen, el 13 de julio de 1917 la Señora les dijo que más adelante volvería para pedir la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón. Y añadió: «Si atendieran mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones contra la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas. Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará.