Es innegable que la sociedad de hoy es profundamente panteísta: una sociedad caracterizada por un igualitarismo ilógico y antinatural; una sociedad que pretende negar toda diferencia y pretende defender una absurda uniformidad, es una sociedad que, por necesidad lógica, debe erradicar al otro.
El antiespecismo, que se ha fi jado el objetivo de emancipar al animal de su condición, pretende en realidad abolir la singularidad humana reduciendo al hombre a un animal como los demás.
LA tesis russoniana es muy clara y se expresa con simplicidad: «Igual que la naturaleza da a cada hombre un poder absoluto sobre todos sus miembros, el pacto social da al cuerpo político un poder absoluto sobre todos los suyos, y es este mismo poder el que, dirigido por la voluntad general, lleva como he dicho el nombre de soberanía»
Alexis de Tocqueville (1805-1859), escritor y político francés, profundo conocedor de la realidad política europea y norteamericana denuncia los peligros que acechan a la democracia moderna. Uno de ellos es el vínculo que se teje entre gobierno centralizado sobre los iguales y el panteísmo.
Reproducimos el capítulo VII de la segunda parte de La democracia en América que,aunque breve, es defi nitivo en vincular el sistema filosófico spinoziano con los regímenes democráticos.
Es necesario afi rmar un principio de unidad en la vida política, trascendente a la multitud y pluralidad humanas, desde el cual puede la pluralidad tener sentido jerarquizado y ordenado.
Un espectáculo sublime en un mundo en ruinas El fallecimiento de la reina Isabel II de Inglaterra ha provocado una reacción de una amplitud que a primera vista parece desmesurada. Estamos ante un personaje fuera de lo común, especialmente por…
En octubre de 1947, hace 75 años, la revista Cristiandad dedicaba el número al que había sido recientemente beatifi cado por el papa Pío XII Contardo Ferrini (1859–1902), catedrático de Derecho romano. Nacido en una cristiana familia italiana, vive el…
La canonización de 1622 fue, no fue un acto ceremonial aceptado pasivamente por la sociedad, sino una renovación del compromiso de la Corona española, sus súbditos, las órdenes religiosas y, en definitiva, todos los miembros de la Iglesia con la expansión y defensa de la verdadera doctrina católica.
Considerar la santidad de la Iglesia, su belleza, el esplendor de la verdad que enseña, su fecundidad… hará que vivamos más unidos en amor a ella, y así vivamos plenamente nuestra vocación a la santidad, de la cual es origen y fuente.
Entre las muchas cosas que nos enseña la Doctora de la Iglesia, es muy importante lo que nos dice sobre la oración. Por eso podemos hacerle una petición, como la hicieron los apóstoles con el Señor, «Madre Teresa, enséñanos a orar».