La batalla para liberar Mosul del Daesh ha dejado al millón de personas que quedan en la ciudad en una situación «muy difícil», contaba recientemente a Alfa y Omega desde Irak monseñor Alberto Ortega, nuncio en este país y en…
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Navarra por santa María
El pasado 13 de noviembre, con motivo de la clausura del Año de la Misericordia en Navarra, se celebró en Pamplona una concentración mariana «Mater Misericordiae». Fue un acto multitudinario de gran fervor religioso y una profunda emoción filial en el que se juntaron en procesión diferentes imágenes marianas venidas de todos los puntos de la geografía navarra. El acto concluyó con la Eucaristía de clausura presidida por el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Mons. Francisco Pérez y la bendición papal. Al finalizar la Eucaristía, llegó un momento culminante y emotivo, cuando Santa María la Real (a la que acompañaban el cabildo y el arzobispo, obispo auxiliar y abades), fue despidiendo una a una por la puerta de la Misericordia a las imágenes venidas de los diferentes pueblos.
La devoción de España a la Inmaculada
En el primer viaje apostólico a España del papa Juan Pablo II (31 de octubre–9 de noviembre de 1982), en el discurso de despedida en el aeropuerto de Labacolla de Santiago de Compostela, dijo: «¡Hasta siempre, España! ¡Hasta siempre, tierra de María!». El 4 de mayo de 2003, en Madrid, al concluir la canonización de cinco santos españoles, el Papa se despedía diciendo: «Y con gran afecto os digo, como en la primera vez, ¡Hasta siempre España! ¡Hasta siempre, tierra de María!».
Clausura del tricentenario de la muerte de san Luis María Grignion de Montfort
Beato María Eugenio del Niño Jesús (1894-1967): acción y contemplación bien unidas
La espiritualidad de santo Domingo reflejada en la labor apostólica de san Vicente Ferrer
Es un hecho comprobado que el ardor apostólico y el espíritu ardiente de no pocas personas santas e intrépidas, han tenido continuidad en sus seguidores, aunque éstos a veces no hayan podido tratar personalmente a sus fundadores, sino que simplemente han heredado con gratitud y eficacia el don de sus enseñanzas y el resplandor de sus ejemplos. Esto lo podemos intuir y comprobar examinando la vida del fundador de la Orden de Predicadores, Domingo de Guzmán (1171-1221), y casi dos siglos después el intenso y prolongado recorrido misional de san Vicente Ferrer (1350-1419) que se hizo famoso en diversos países de Europa por su celo vibrante y conmovedor para sus contemporáneos.
«Pedir insistentemente la consolación a Dios»
La persecución de los cristianos en Irak
Recientemente Ayuda a la Iglesia Necesitada ha hecho público el Informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2016 que elabora cada dos años. En él se analiza la situación de 196 países en el mundo. Nos ha parecido conveniente hacernos eco de la situación en Irak con el propósito de tener más presente en nuestra oración y con nuestra ayuda a este pueblo que ha dado un testimonio tan admirable de fidelidad a su fe cristiana. El informe completo se encuentra en http://religious-freedom-report.org/es/report/Irak/
Pío XI y la realeza social de Jesucristo
Achille Ratti (1857-1939), casi recién elevado a la dignidad cardenalicia (13 de junio de 1921), fue elegido papa el 6 de febrero de 1922 para suceder a Benedicto XV y adoptó el nombre de Pío XI. Su pontificado iba a durar diecisiete años y cuatro días y conocería una época singularmente compleja para la historia de la Iglesia y del mundo: el denominado «período de entreguerras», entre la Gran Guerra de 1914-1918 y la segunda guerra mundial (1939-1945); la fase del siglo XX en la que precisamente, como anunció la Santísima Virgen en Fátima en 1917, se gestó este terrible conflicto.
San Manuel González García, el apóstol de los sagrarios abandonados
El pasado 16 de octubre de 2016, el papa Francisco elevó a los altares a don Manuel González García –quien fuera obispo de Málaga y Palencia durante la primera mitad del siglo xx–, enamorado del Sagrado Corazón de Jesús en su máxima expresión, como lo es su presencia real en el Santísimo Sacramento. Así, su mayor empeño a lo largo de su vida fue la de propagar la devoción a la Eucaristía, proclamando constantemente aquella frase que después ordenó presidiera su epitafio: «¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!».