Hace quinientos años se iniciaba la Reforma protestante con la publicación por parte de Lutero de las llamadas tesis de Wittemberg sobre las indulgencias. Este aniversario ha vuelto abrir el debate teológico y cultural sobre el verdadero carácter de la Reforma luterana.
En noviembre de 1510, fray Martín Lutero fue enviado a Roma por el superior del monasterio de Erfurt para defender la postura de los conventos observantes dentro de la Congregación agustina de Alemania, frente a la postura del vicario general, fray Staunitz, que pretendía unificar todos los conventos observantes y no observantes.
La interpretación luterana, y más en general protestante, de la Escritura está regida por el principio teológico de «sola Scriptura». Según él, los protestantes afirman que la única transmisora autorizada de la revelación es la Sagrada Escritura y que el único intérprete autorizado es el Espíritu Santo en cuanto que habla a cada cristiano individualmente.
La interpretación común de la justificación
En la fe, juntos tenemos la convicción de que la justificación es obra del Dios Trino. El Padre envió a su Hijo al mundo para salvar a los pecadores. Fundamento y postulado de la justificación es la encarnación, muerte y resurrección de Cristo.
Muchos fueron los condicionamientos históricos que llevaron a la ruptura entre católicos y protestantes, pero no hay que olvidar que la Reforma protestante no fue tanto una respuesta a los problemas morales de la época, cuanto una nueva manera de concebir la relación entre Dios y los hombres.
Entre los esfuerzos de acercamiento y diálogo católico-protestante que se realizaron en la segunda mitad del siglo XVII destaca la figura de Bossuet por su estudio de los puntos principales de la controversia, de manera especial el de la justificación, siendo su obra aprobada por muchos obispos y honrada con dos breves del papa beato Inocencio XI.
El protestantismo es casi generalmente visto en nuestros días, y desde mucho tiempo atrás, como una protesta contra la autoridad y contra el dogma. «La gente apela al protestantismo –ha escrito recientemente un teólogo protestante– imaginando encontrar en él la eclosión de un nuevo e inmenso deseo de libertad.
Extraído de un artículo publicado por Jacques Maritain el 1º de enero de 1923 en la Revue Universelle. En 1925 fue incorporado como capítulo I al libro Tres Reformadores: Lutero, Descartes, Rousseau.
Para entender bien la obra de Balmes en us juicio que emite sobre el protestantismo es adecuado recordar a Marcelino Menéndez y Pelayo quién afirmó, con clarividencia, respecto a la obra: «No es una refutación directa del protestantismo, ni una historia de sus evoluciones, asunto de poco interés en España, donde la teología protestante es materia de pura erudición, (…) Balmes había estudiado a los grandes controversist
El pasado 26 de noviembre se celebró en San Sebastián el cincuenta aniversario de que Schola Cordis Iesu comenzara su andadura en esta ciudad allá por el verano de 1965.