En la actualidad, se puede observar que el hombre occidental, que en algún momento fue cristiano, se ha olvidado de Dios y ha construido una sociedad que busca ser autovalente y garante de todas las necesidades de sus miembros. De este modo, el hombre se ha ido secularizando y ensalzando el pragmatismo y el voluntarismo, basándose solamente en las capacidades humanas.
Autor: Gerardo Manresa Presas
«Signo de contradicción» y el mundo de hoy
La anomia social deriva en la autoaniquilación del hombre
La crisis de autoridad y su consecuencia en la familia
La primera acepción que recoge el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua para la palabra «autoridad» es la de «poder que gobierna o ejerce el mando, de hecho o de derecho»; a esta acepción le siguen las de «potestad, facultad, legitimidad» y la de «prestigio o crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad o competencia en alguna materia».
El transhumanismo como manifestación de la soberbia humana
El fracaso de la modernidad filosófica y de todos sus grandes proyectos de redención secular de la humanidad ha conducido a una conciencia cada vez más desgraciada del hombre. La frustración que esto ha significado ha desembocado en lo que se suele llamar posmodernidad que es el fin de todo intento de motivar y dotar de significado a la existencia del hombre.
«La profunda crisis espiritual, moral y política en el mundo contemporáneo»
El último libro del cardenal Robert Sarah, Se hace tarde y anochece, resuena como una voz profética en el momento que vivimos. Se habla mucho de «voces proféticas» cuando, en muchas ocasiones, nos encontramos solamente ante el enésimo intento de pactar una tregua con el Mundo. No es el caso de este libro, que como los profetas de antaño no silencia nad
Reflexión teológica sobre la situación contemporánea*
Artículo publicado en «Cristiandad», nro 153.
San Agustín, en La Ciudad de Dios, después de afirmar que en el origen de la «ciudad terrena» está «el amor de sí mismo que llega hasta el desprecio de Dios» (XIV, cap. 28), una ciudad terrena que lleva a la miseria eterna (XIX, cap. 28), afirma, no obstante, en el largo desarrollo en que describe las dos ciudades –la celeste y la terrena– conviviendo mezcladas entre sí a lo largo de los siglos y en el curso de los sucesivos imperios en que se concreta la vida de la Ciudad terrena, que: «También nosotros –los cristianos, los ciudadanos de la Ciudad celeste– usamos de la paz de Babilonia» (XIX, cap. 26).
Génesis del Voto Nacional al Corazón de Jesús para obtener la liberación del Papa y la salvación de Francia (II)
En octubre de 1870, ante el avance de un ejército prusiano hacia Lyon, su arzobispo Mons. Ginouilhac hace voto de reconstruir Notre-Dame de Fourvière si la diócesis se libra de la ocupación, y Mons. Pie, obispo de Poitiers, proclamaba en el púlpito: «Somos ciudadanos de Francia que ha cometido un crimen nacional y social,