Es posible que alguien se pregunte si aún sigue siendo de interés tratar de la persecución comunista. ¿No es una realidad que, gracias a Dios, solo tiene un interés histórico y que en la actualidad las persecuciones provienen de otros…
Lo sentimos, este contenido no está disponible en la versión online. Puede leerlo en la versión impresa solicitando la suscripción a la revista. Disculpe las molestias, La redacción
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La Iglesia como poseedora de la verdad puede y debe manifestarse sobre las cuestiones temporales siempre que se vea en peligro su tarea principal: la salvación de las almas.
Con razón, el s. xx ha pasado a la historia como el siglo de los mártires, pues en todos los rincones de la Tierra, se han dado cristianos dispuestos a derramar su sangre para testimoniar al mundo el nombre de Jesucristo y de su Iglesia.
Uno de los ejemplos de las consecuencias del comunismo en Europa, aunque seguramente no sea el más conocido, es el caso de Checoslovaquia. Como ha ocurrido con el comunismo en todas sus manifestaciones de poder, el régimen checoslovaco se caracterizó por la censura, la eliminación de libertades, la planificación económica y sobre todo la persecución a la Iglesia católica
La historia de Albania destaca por ser sumamente convulsa. Tras la larga ocupación islámica en el siglo xv y una breve independencia de 1912 a 1913, se convirtió en campo de batalla de las potencias europeas en la primera guerra mundial y en
1939 fue ocupada por Italia.
Tras la ruptura de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas aparecieron no solamente nuevas fronteras, sino que salió a la luz la historia que en el interior de aquellos «nuevos» trazos había permanecido prácticamente oculta a lo largo de cincuenta años.
El siglo xx fue un tiempo marcado por la huella de los totalitarismos, en especial por el comunismo soviético y el nazismo. Estos
regímenes se caracterizaron por llevar al radicalismo práctico muchas de las ideas de la Modernidad, que se materializaron tanto en los campos de concentración como en los conocidos gulags, dejando un paisaje desolador en el territorio que ocuparon.
En marzo de 1976, el entonces arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyla, fue llamado por san Pablo VI para predicar los Ejercicios Espirituales en el Vaticano. Su contenido fue editado en el libro «Signo de contradicción» por la Universidad Católica de Milán. Reproducimos a continuación algunos pasajes del citado libro.