Al Sisi libera el culto: una iglesia por cada mezquita en Egipto

Egipto es uno de los países donde los cristianos viven en permanente estado de alerta. Casi el 90% de la población del país es musulmana suní y los cristianos, en su mayoría coptos, son algo más de 16 millones de un total de 104 millones. El islamismo sigue ejerciendo una considerable influencia sobre la población, especialmente en las zonas rurales, y es responsable de la violencia, la discriminación y el acoso infligidos a los cristianos. Sin embargo, a diferencia de otros países islámicos, los cristianos egipcios cuentan con la protección del presidente de la República, Abdel Fattah al Sisi, y de su gobierno.
No se trata solo de palabras: en febrero, en el marco del programa de desarrollo urbano puesto en marcha en el país, se decidió que en cada nuevo barrio urbano habrá una iglesia, independientemente del número de cristianos que la utilicen. Y anteriormente, otra importante iniciativa apoyada por el presidente Al Sisi ha sido la ley que normaliza la situación de los lugares de culto cristianos. La ley, aprobada en 2016, ha supuesto un gran avance respecto de la ley de la época otomana de 1934, que entre otras cosas prohibía la construcción de iglesias cerca de escuelas, canales, edificios gubernamentales, ferrocarriles y zonas residenciales. Su estricta aplicación impidió a varias comunidades cristianas tener una iglesia o incluso una capilla, especialmente en las zonas rurales del Alto Egipto. Gracias a esta nueva ley de 2016 se han regularizado ya casi dos mil iglesias.
Otra señal de la voluntad de Al Sisi de liberar a los cristianos de su condición de ciudadanos de segunda clase ha sido el nombramiento, por primera vez en la historia del país, de un cristiano como presidente del Tribunal Constitucional Supremo. El 9 de febrero, el jefe de Estado firmó el decreto de nombramiento del juez cristiano copto Boulos Fahmy. Por último, se está debatiendo en el Parlamento una nueva ley sobre el estatuto personal de los ciudadanos cristianos que prevé mejoras para los cristianos en materia de derecho de familia. Signos esperanzadores todos ellos para la sufrida comunidad cristiana de Egipto que, no hace falta decirlo, ponen en riesgo real la vida del propio Al Sisi (recordemos el precedente del asesinato por islamistas del presidente Anwar al Sadat).