Leonia. La debilidad trasfigurada, de Joël Guibert, Monte Carmelo, 2021

No siempre sucede que tras la lectura de los escritos de santa Teresita a uno le queda una idea clara de lo que es el caminito de la infancia espiritual. Es una pena, ciertamente, pero es la experiencia de algunos, quizás no pocos. Sin embargo, no puede decirse que sea un fracaso de la santita de Lisieux ni de la eficacia de sus escritos; en cambio, sí puede serlo de nosotros mismos que nos acercamos a ellos con una disposición o un juicio distinto del que en realidad nos hace falta, más atentos a coger de las enseñanzas de la santa sólo las flores con que las cubre –como decía el padre Orlandis– quedando alejados de su espíritu, pensando que lo conocemos y poseemos.
Hoy tenemos ante nosotros un libro que nos va a ayudar a comprender dónde fracasa nuestra lectura. A Dios gracias éste no es el único fruto que vamos a sacar de él ¡ni mucho menos! Además, a aquellos que ya han comprendido las enseñanzas de la santa les va a venir muy bien repasarlas y de paso descubrirán a la hermana «desconocida» de santa Teresita, Leonia.
«Leonia, la debilidad transfigurada» es un manual de espiritualidad, de infancia espiritual concretamente, que nos propone su autor de la mano de la vida y los escritos de Leonia, la hija «difícil» de aquel matrimonio santo de Luis y Celia Martin.
Se dice de Leonia Martin que no se hablaría de ella si no fuera hermana de santa Teresita; y seguramente es cierto. No obstante, lo que nos desconcertaría sería ver que la misma Leonia se tomaría esta expresión primero con humor y luego como un regalo, como un galardón, agradecida a Dios que nada de lo que brille en ella sea suyo. Porque así son los pequeños, los que se gozan en la sonrisa de su madre cuando se acerca a ellos, los recoge de una caída y los abraza con ternura; los que viven felices porque juegan en su presencia; los que se muestran audaces porque se saben bajo la atenta mirada y el cuidado de aquella que más les ama.
A través del caminito que vivió Leonia, que descubrió en su hermana Teresita a su maestra espiritual –con la ventaja de ser hija de san Francisco de Sales y hermana religiosa de santa Margarita María de Alacoque–aprendemos cómo se vive esa infancia espiritual, cómo el amor de Dios gobierna toda una vida, desde los más hondos secretos y los más pertinaces defectos hasta la mayor entrega y el gozoso abandono, pasando por las cruces y sacrificios escondidos o las relaciones amables, cariñosas y tan espirituales entre todas aquellas hermanas. Las citas son en su mayoría de la correspondencia que las vírgenes de la familia Martin se intercambiaban con mucha frecuencia. Nada en ellas decepciona.
Al leer el libro, uno tiene la sensación de estar ante las instrucciones que propone san Ignacio de Loyola en sus ejercicios espirituales. De hecho, está estructurado como un retiro espiritual de cinco días, pero ¡no se asusten! se lee con la facilidad de una noticia de prensa, al ritmo que uno desea, casi como un manual de usuario. Tiene la virtud de ser sencillo, estructurado y directo a la vez.
Es un texto de esperanza para padres deprimidos; es un golpe de aliento para hijos abrumados; es una brújula para desorientados, una guía para ciegos y un abrazo para desanimados. Quizás también un varapalo para sabios, una cura para expertos o un árbitro para tramposos.
Es, en fin, un libro para redescubrir que el caminito de infancia espiritual es para todas las almas, principalmente para las pobres, débiles y humilladas, para las imperfectas, para las que tropiezan con desespero con sus propios límites y defectos; un libro para volver de nuevo a la santa de Lisieux con una mirada renovada y un deseo mayor de ser más de Dios siendo más pequeños