Los aliados abandonan Afganistán sin haber conseguido sus objetivos

Estados Unidos y sus aliados de la OTAN están acelerando la retirada de sus tropas de Afganistán, que esperan completar el próximo mes de julio. Los discursos de despedida a duras penas pueden ocultar un hecho ineludible: ninguno de los resultados y éxitos alcanzados entre 2002 y 2011 a costa de mucho esfuerzo permanece a día de hoy tras las diversas retiradas parciales. Una realidad que se parece más a una derrota disimulada por los discursos oficiales que a una victoria.
La realidad sobre el terreno es que, sólo durante el mes de mayo de 2021, 26 bases de las fuerzas de seguridad afganas en cuatro provincias se rindieron a los talibanes. Los insurgentes yihadistas amenazan 17 de las 34 capitales afganas y están sólidamente establecidos a solo 50 kilómetros de Kabul, en la provincia de Wardak, la puerta de entrada a la capital. En 2014, cuando la OTAN decidió transferir el control de las capitales a las fuerzas gubernamentales afganas, ninguna de ellas estaba bajo amenaza talibán. Según algunas estimaciones, los herederos del mulá Omar ya controlan el 60% del territorio.
Como informa el New York Times, incluso los informes de la CIA son cada vez más pesimistas sobre los avances talibanes y preocupa que Kabul pueda caer en manos de sus milicias en unos pocos años, convirtiéndose de nuevo en refugio seguro para los terroristas. Además, esto significaría la pérdida de las bases aéreas en Afganistán utilizadas por el Pentágono para lanzar misiones operativas e incursiones con drones que vigilan de cerca a los talibanes y a otros grupos islamistas en la región. El Ejército estadounidense está buscando sustitutos, pero de momento no se ha llegado a ningún acuerdo con los países vecinos como Tayikistán, Kazajistán o Uzbekistán, todos ellos en la órbita de Moscú.
El país que fue escenario de grandes derrotas del Imperio británico y tumba de la Unión Soviética, sigue siendo un reducto inexpugnable.