Escritos ignacianos H. Rahner. Editorial Didaskalos, 2021

Hay quien se pregunta, con sarcasmo un poco malicioso, qué diría san Ignacio a su Compañía si, por milagro, se levantase un día de su tumba. En realidad, no podemos saber exactamente qué diría, pero podemos intuir que serían palabras como las de este libro del teólogo alemán y jesuita, Hugo Rahner, que Didaskalos ofrece traducida al español por Pablo Cervera.
No se asusten nuestros lectores: teólogo alemán y jesuita de profundo espíritu de fe, que logra en pocas páginas enardecernos de nuevo con el ideal de Ignacio: el servicio al Rey eterno en su batalla por la salvación de las almas y la gloria de Dios.
El libro no es largo (lo bueno, si breve, dos veces bueno, dice la sabiduría popular) y junta dos ensayos del autor: «Ignacio de Loyola y la génesis histórica de su espiritualidad», publicado por primera vez el año 1949 en alemán, y «Notas para el estudio de los Ejercicios», publicado el año 1954 en francés.
Las anotaciones tienen la densidad y austeridad propias de las notas de un académico que busca penetrar y desentrañar el célebre librillo de los Ejercicios espirituales. Al margen de los datos curiosos e interesantes que trae, es una interpretación autorizada, inteligente y teológicamente rica de la obra de Ignacio.
La primera parte, en cambio, es narrativa y apasionada, fácil de leer y hasta entretenida, por los paralelos y las comparaciones vertiginosas, que se entrelazan con un relato ágil la vida de san Ignacio. El ensayo lo sintetiza bien su título: «Ignacio de Loyola y la génesis histórica de su espiritualidad»; es como una intensa búsqueda del origen de la espiritualidad ignaciana. En primer lugar (capítulo I) una búsqueda «desde abajo» que rastrea las influencias familiares y del ambiente social e histórico-religioso. En un segundo momento (capítulo II) una búsqueda desde los lados, es decir atendiendo a las decisiones de Ignacio y su encuentro con la tradición cristiana antigua, medieval y moderna, y de qué manera y bajo qué principios acoge unas cosas (p ej. El Kempis) y rechaza otras (p. ej. el humanismo de Erasmo). Finalmente, en un tercer y último momento (capítulo III) se acerca a Ignacio desde arriba analizando la excepcional importancia de las gracias místicas de Manresa para el origen de Ignacio, sus Ejercicios y su Compañía; en Manresa, junto al río Cardoner, la divina Majestad terminó de educar a su peregrino para convertirlo en su soldado.
Hugo Rahner recorre de esta manera el camino de san Ignacio desde su infancia en Loyola hasta el momento de madurez en Manresa. Cada época tiene su riqueza y su importancia en la espiritualidad del santo, y no se entiende la Compañía de Jesús sin el origen noble-militar de la familia de Ignacio; ni la célebre «discreción de espíritus» jesuita sin las gracias de la convalecencia en Loyola; tampoco las meditaciones nucleares de Ejercicios, el Rey eternal y las dos banderas, se comprenden sin el camino del Peregrino de Loyola a Manresa. Pero el autor reconoce (y expresa con fuerza) que hay un punto determinante, una conversión radical y definitiva, una gracia como la de san Pablo o de santa Teresa, una Pascua preciosa, que selló definitivamente el corazón de Ignacio: la gracia del Cardoner. «Íñigo despertó como de un largo sueño» para dar a luz el libro de Ejercicios y la misma Compañía de Jesús. En Manresa sucede la mística transformación y el origen último de la espiritualidad ignaciana. Ahí las intuiciones que Dios le había ofrecido durante su vida terminan de ordenarse definitivamente a la gloria de Dios; el magis, que nació en su interior por inspiración divina en las horas de convalecencia en Loyola, cobra orden y sentido hacia la salvación de las almas y el trabajo por la Iglesia. «Lo ilimitado de su magis, que hasta ahora se había desbordado casi de una manera mortal en obras de penitencia, en vagos planes de cartujas, en peregrinaciones a pie descalzo, se ciñe, por virtud de la mística manresana, a los límites del reino visible de Cristo, a la Iglesia, incluso en lo «razonable» […]. El peregrino mendigo, austero y de penitencia eremita cambia en apóstol y padre espiritual al servicio de las almas con «caridad discreta», menos exaltada pero más verdadera por cuanto más apegada a los caminos de Cristo que pasan por servir a la Iglesia visible.
Recorriendo la historia y el alma de Ignacio, el autor nos hace respirar de nuevo aire auténticamente ignaciano y, al mismo tiempo, nos lo presenta dentro de la tradición viva de la Iglesia. Sorprende el análisis de las «fuentes espirituales de Ignacio», que lo ponen entre los grandes hombres de Iglesia, es decir, entre aquellos santos que en épocas de huida espiritualista, han comprendido que el camino de la vida espiritual significa lucha a muerte contra Satanás y el pecado y absoluta consagración a Dios pero en los límites de la Iglesia visible, bajo la guía de la humildad, la disciplina y la obediencia.
Con este paralelo tan pertinente y agudo entre Ignacio y aquellos «grandes hombres de Iglesia», el autor no solo presenta las fuentes del santo sino también su excepcional actualidad ¿cómo discernir los carismas dentro de la Iglesia? En tiempos en que se hacen especialmente actuales las palabras de san Bernardino de Siena (otro de los «grandes hombres de Iglesia»): «estamos hartos, hasta la repugnante saciedad, de los vaticinios de los profetas» ¿Cómo distinguir los verdaderos de los falsos profetas? Ahí está «la inteligencia manresana en la mutua correspondencia de los misterios» capaz de «olfatear lo divino y lo diabólico en los movimientos más íntimos del alma», que «pueden discernirse con la medida del amor a la Iglesia, y con la medida de la desconfianza vigilante contra lo «puramente espiritual…» La medida será precisamente que el ardor espiritual pueda medirse por la Iglesia, limitarse al servicio humilde, hacerse «caridad discreta y concreta», pueda sentir con la Iglesia, con su jerarquía, su Magisterio, su tradición etc.
Todo esto hace de la obra de Hugo Rahner obligada lectura de verano (cuando no vale la excusa del tiempo, máxime si la obra es breve) especialmente para aquellos que quieran seguir las huellas de Ignacio aprovechándose de su sabiduría e inteligencia espiritual. Un libro para conocer y entrar en el corazón de Ignacio de Loyola.