«Domingo de la Palabra de Dios»

Mediante el «motu proprio» Aperuit illis el papa Francisco instituyó el pasado 30 de septiembre el «Domingo de la Palabra de Dios» que la Iglesia universal celebrará cada tercer domingo del Tiempo ordinario.
Con esta iniciativa el Santo Padre desea que todos los fieles se abran al tesoro que constituye la Palabra de Dios recogida en las Sagradas Escrituras para que puedan vivir según esa Palabra de salvación y anunciar por todo el mundo la riqueza inagotable del mensaje de Cristo.
Nunca se ponderará suficientemente la necesidad de meditar y profundizar en la Palabra de Dios. Por este motivo el Papa ha querido dedicar ese domingo, perteneciente a un periodo del año en el que estamos invitados a fortalecer los lazos con los judíos y a rezar por la unidad de los cristianos, a celebrar, reflexionar y divulgar este don de Dios poniéndonos bajo la acción del Espíritu Santo para comprenderla adecuadamente y actuar conforme a ella.
En este sentido, «cuando la Sagrada Escritura se lee con el mismo Espíritu que fue escrita –dice el papa Francisco en el motu proprio–, permanece siempre nueva. (…) Todo el texto sagrado tiene una función profética: no se refiere al futuro, sino al presente de aquellos que se nutren de esta Palabra. (…). Causa dulzura y amargura (cf. Ez 3, 3; Ap 10, 10). La dulzura de la Palabra de Dios nos impulsa a compartirla con quienes encontramos en nuestra vida para manifestar la certeza de la esperanza que contiene. Por su parte, la amargura se percibe frecuentemente cuando comprobamos cuán difícil es para nosotros vivirla de manera coherente, o cuando experimentamos su rechazo porque no se considera válida para dar sentido a la vida». Los casos mencionados anteriormente son muestra de ello.
«Que el domingo dedicado a la Palabra –concluye el Papa– haga crecer en el pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura, como el autor sagrado lo enseñaba ya en tiempos antiguos: esta Palabra “está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que la cumplas”» (Dt 30, 14).