Libertad, autodeterminación y lo «culturalmente correcto»

Paradojas muy evidentes de la modernidad que Giovanni Maddalena denuncia en este artículo publicado en la revista italiana Tempi:
«A un grupo de académicos de prestigio internacional quieren lanzar una nueva revista académica, La revista de las ideas controvertidas, que promete a quienes lo deseen la posibilidad de escribir y permanecer en el anonimato. El grupo está compuesto por algunos grandes nombres, entre ellos Peter Singer, uno de los filósofos más conocidos y mejor pagados del mundo, defensor de los derechos de los animales y su movimiento de liberación, y el profesor de filosofía moral de Oxford, Jeff McMahan. La idea de la revista sería ayudar a un verdadero pluralismo mediante la creación de una revista que siga los procedimientos normales para la verificación de la calidad académica pero que permita a los autores escribir bajo un seudónimo, de modo que puedan sostener ideas controvertidas que de otra manera no podrían decir.
Obviamente la idea es paradójica… algunos campeones de nuestro mundo cultural teóricamente liberalísimo, donde libertad y autodeterminación, esto es, la posibilidad de decir y hacer todo lo que se desee, siempre que no se infrinja la libertad de los demás, admiten que esa libertad realmente no existe, tanto que tienen que recurrir el anonimato, el arma extrema del pensamiento en épocas y situaciones dictatoriales. La iniciativa de la revista nos dice, de hecho, que vivimos en una era de pensamiento único. Es el fruto paradójico de la autodeterminación absoluta que crea una homologación absoluta. Somos tan libres, tan autodeterminados, que todos pensamos lo mismo.
Lo culturalmente correcto empieza por sostener la libertad como autodeterminación, continúa con la idea de que no hay verdad y no hay cultura más central o importante que las otras, y acaba con una moralidad que presta atención solo a la honestidad y la no discriminación. Lástima que ahora Singer y sus amigos admitan que se trata sólo de apariencias. La libertad de autodeterminación se concede sólo a algunos y no queda muy claro cómo manejar a quienes niegan su validez; esta libertad en ningún caso se concede a quienes piensan que existe una verdad. La no discriminación para algunos se convierte inmediatamente en un arma de discriminación en otros. Y, en este punto, no hay otra solución: para ser uno mismo se necesita no ser identificado. Así termina el ciclo de la autodeterminación: cada uno puede ser uno mismo siempre y cuando pienses como todos y no seas nadie».