Merkel elige como sucesora a una católica

El desgaste de la canciller alemana Angela Merkel ha sido intenso, especialmente desde que decidió abrir el país a una avalancha de supuestos refugiados (en su mayoría se trataba de meros inmigrantes por motivos económicos) que generó una ola de descontento por las numerosas violaciones de mujeres protagonizadas por «refugiados». Los mediocres resultados electorales y el ascenso del partido anti-inmigracionista Alianza por Alemania han llevado a Merkel, que aún continuará presidiendo el gobierno alemán hasta 2021, a anunciar su renuncia a presentarse a la reelección y a la dirección del partido democristiano alemán, la CDU.
Así pues, el congreso de Hamburgo de la CDU ha tenido que elegir nuevo secretario general entre Annegret Kramp-Karrenbauer y Friedrich Merz. Este último ha criticado abiertamente la política inmigratoria de Merkel y se posicionaba más en la línea de los aliados bávaros de la CSU, mientras que Kramp-Karrenbauer defendía las políticas de Merkel… si bien con matices. Finalmente fue ella quien se alzó con la victoria por un ajustado 52% de los votos contra un 48% para Merz.
Kramp-Karrenbauer, además de heredera de Merkel, se presenta como adalid de la identidad cristiana del partido y ha declarado su oposición al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo. Su carrera se inició en 1984 en el ayuntamiento de su pueblo de 20.000 habitantes, Püttlingen, donde aún vive en compañía de su marido, Helmut Karrenbauer, un ingeniero de minas, y de sus tres hijos. De allí llegó a la presidencia de su región, el Sarre, en la frontera con Francia y con una población de un millón de habitantes. El pasado mes de febrero fue cooptada por Angela Merkel y su destino parece ser el de tomar el relevo en la dirección de una nación de 83 millones de habitantes que es la primera potencia económica europea. Quedará por ver si es capaz de recuperar al electorado desilusionado con Merkel y, sobre todo, si esa visión cristiana del hombre que dice defender tienen algún impacto real en políticas o se quedan, como ha ocurrido con tanta frecuencia, en meras declaraciones.