Razón del número

Con el presente número dedicado al Sagrado Corazón de Jesús nos unimos a los preparativos que ya se han iniciado para la celebración del centenario de la consagración de España al Corazón de Jesús. Con gran acierto, se ha escogido como lema para este centenario las palabras de la profecía de Isaías, recogidas y repetidas por el apóstol san Pedro en la primera de sus cartas: «Sus heridas nos han curado» (Is 53, 5; 1Pe 2, 24). En un mundo que se nos muestra con tan profundas y múltiples heridas causadas por la ausencia de Dios en la vida privada y pública es más necesario que nunca volver nuestra mirada hacia aquel Corazón que tanto amado a los hombres.
Como en otras ocasiones semejantes algunos habrá que considerarán inoportuna esta celebración, juzgándola perteneciente a épocas que despectivamente califican de nacional-catolicismo y propias de espiritualidades superadas, sin embargo, como como declaraba monseñor Rico Pavés, obispo auxiliar de Getafe en la presentación del Centenario: «sigue siendo hoy más necesario que nunca la renovación de este acto de consagración». Creemos que continúa vigente lo que dijo la Conferencia Episcopal Española con ocasión del cincuentenario de la consagración: «más que nunca el mundo necesita del testimonio vivo de nuestra fe en Cristo resucitado, la consagración es una proclamación valiente y gozosa desde la fe que Dios nos ha concedido y –añadían– es un acto de fe en la soberanía de Jesucristo y de confianza en su amor».
San Juan Pablo II lo había afirmado reiteradamente: la fe tiene que arraigar en la cultura, de lo contrario se debilita y acaba perdiéndose. La vida cristiana no puede quedar restringida al ámbito privado de las relaciones personales y familiares. Es necesario no olvidar que una de las causas principales de la descristianización actual tiene en su origen la secularización de la vida social impulsada desde las instancias políticas. Proceso que actualmente se desarrolla con mayor radicalidad y con consecuencias devastadoras para la vida cristiana. Por todo ello es tan importante el centenario que vamos a celebrar. La renovación de la consagración de España al Corazón de Jesús tiene que ser ocasión para reafirmar nuestra confianza en las promesas del Corazón de Jesús. Esperamos aquello que proclamó el papa Leon XIII al anunciar la consagración de todo el género humano: «entonces se podrán curar tantas heridas, todo derecho recobrará su vigor antiguo, volverán los bienes de la paz, caerán de las manos las espadas y las armas, cuando todos acepten de buena voluntad el imperio de Cristo, cuando le obedezcan, cuando toda lengua proclame que Nuestro Señor Jesucristo está en la gloria de Dios Padre» (Annum Sacrum).
Durante este periodo de preparación nos haremos eco de todas aquellas noticias relacionadas con el centenario, con el deseo de que algún día también podamos oír de labios del papa Francisco palabras semejantes a las que dirigió a los ecuatorianos en su viaje en el 2015 recordándoles la consagración del Ecuador al Corazón de Jesús: «no olviden esta consagración, de esa consagración les viene esta piedad que los hace distintos».