El monumento al Corazón de Jesús de Tudela (Navarra)

Una historia de amor y muchas historias

Se cumple el centenario de la primera propuesta conocida para levantar el monumento de Tudela y el 75 aniversario de su inauguración. Este año especial 2017/18, jalonado por actividades para conmemorar ambos aniversarios, se cerrará el domingo 14 de octubre con festival, eucaristía (presidida por el arzobispo de Pamplona-Tudela, D. Francisco Pérez), renovación de la consagración y reparto de bollos «corazonicos».
Hablar del Corazón de Jesús es asombrarnos de una historia de amor: la de Dios a los hombres. Reseñar la historia concreta del monumento de Tudela, como también de otros, es una ocasión –además de dar fechas y datos- para descubrir historias de amor: la de Él hacia cada ribero y la correspondencia de quienes ayudaron a levantarlo. Los datos y las fechas ayudan a conocer pero los ejemplos de vida conmueven.

Centenario de la primera propuesta. Consagración de Tudela

Los nuevos templos dedicados al Sagrado Corazón son numerosos desde mediados del s.xix en todo el mundo. Los grandes monumentos públicos llegaron un poco después. Santander es ejemplo: el magnífico templo neogótico al Corazón de Jesús es de 1890; el monumento, próximo a la entrada del templo, de 1912.
La revista El Mensajero del Corazón de Jesús (órgano del Apostolado de la Oración –A.O.–), difunde estas noticias desde Bilbao. Su redactor entonces, el padre Luis Mª Ortiz S.J., un enamorado y difusor del Corazón de Cristo, será promotor de otros monumentos. Siendo el director del A.O. de Bilbao será erigido el monumento bilbaíno; siendo director del A.O. de Tudela lo será el de la Ribera.
Aquellas décadas, desde finales del s.xix, son de gran fervor personal, familiar y social por el Corazón de Jesús en la comarca. Alientan ese fervor diversas congregaciones religiosas y asociaciones laicas, publicaciones como El Mensajero o Reinado social –desde 1918–, el clero diocesano, etc. Muestra del fervor son las numerosas consagraciones de familias, gremios, instituciones y ayuntamientos; el número de asociados al A.O.; la gran concurrencia en los actos piadosos del A.O.; las placas en las fachadas y puertas de casas; las imágenes y retablos; etc. El Corazón de Jesús cala en las familias y los frutos surgen: son muy numerosas las vocaciones religiosas en las familias devotas.
El proyecto del monumento del Cerro de los Ángeles y la consagración de España al Corazón de Jesús de 1919 tienen eco en la Ribera. En varias localidades se propone la consagración del municipio; en Tudela surgen las primeras propuestas conocidas para levantar un monumento como recoge la prensa comarcal y las actas del A.O.
La primera consagración de la ciudad al Sagrado Corazón se realiza en 1920 en un acto multitudinario; sin embargo, no asiste la corporación municipal por decisión del alcalde. No obstante, la multitudinaria asistencia del pueblo llano dejó huella: pocos años después la corporación municipal acuerda entronizar una imagen del Sagrado Corazón en el salón de plenos y consagrar la ciudad al Corazón de Jesús por las autoridades. D. José Mª Oliver, Primer teniente de alcalde, lo hace el 26 de junio de 1926, festividad del Sagrado Corazón, como alcalde suplente.

El Corazón de Cristo y la reconciliación en Tudela y la Ribera

El A.O. organizaba todos los años unas misiones populares o Ejercicios Espirituales abiertos. En marzo de 1939 se realizan en la iglesia de Sta. María. El predicador invitado ese año, el padre Abaitua S.J., habla mucho del perdón, del Corazón de Cristo, de la reconciliación. Él es un enamorado del Corazón de Jesús y conmueve a los oyentes.
Además de predicar, él pasa varias horas en el confesonario y es fácil suponer que allí descubriría el odio y enemistad que todavía latían en el corazón de los tudelanos por la Guerra civil. La última predicación, ante la masiva asistencia, se opta por hacerla desde el kiosko de la misma plaza de los Fueros con megafonía. Es allí donde el padre Abaitua S.J. lanza la idea de levantar un monumento al Sagrado Corazón en Tudela. En síntesis: Cristo nos perdonó a nosotros. Sólo por Cristo, mirando a su Corazón y cómo nos perdonó, podrás perdonar a tu vecino…¿Por qué no levantar un monumento en Tudela al Corazón de Jesús? Cuando surja en ti el rencor, mira a su Corazón que te ha perdonado a ti antes.
¿Por qué decía esto? ¿Eran palabras obligadas de predicador? ¿Por qué conmovía al predicar el perdón a los enemigos? Seguramente nadie de quienes le oían sabía que él hablaba de una experiencia personal, también él había pasado por el trance de perdonar a quien había asesinado a su hermano pocos años antes. El Corazón de Cristo, que perdonó a todos desde la cruz, se va a convertir en instrumento para la reconciliación de los tudelanos y riberos como lo había sido ya en el corazón del padre Abaitua S.J.

La construcción del monumento

La propuesta del monumento fue bien acogida. Los artículos en la prensa comarcal son buena prueba. Comenzaron los primeros contactos. Se formó una comisión inicial apolítica. En octubre se constituye oficialmente la junta promotora del monumento, compuesta por diez miembros, de ellos –por circunstancias– tres serán concejales en representación del ayuntamiento de Tudela. Preside la junta el padre Olabarrieta S.J. El tesorero, don Francisco Martínez, desarrollará un papel fundamental también en aspectos técnicos por su formación y experiencia. La junta optó por levantarlo por suscripción popular y fue un gran acierto al hacer partícipes a todos los riberos.
Se eligió como lugar más adecuado el fuerte levantado sobre los restos del castillo –en el cerro que domina Tudela–. El proyecto se encargó a D. Víctor Eusa, arquitecto navarro de gran prestigio, por 7.642 pesetas. La escultura, tras pedir presupuestos, al taller del Sr. Buzzi, un escultor italiano que trabajaba en Zaragoza, por 42.940 pesetas. La obra inicial de albañilería se adjudicó a una empresa tudelana de Teófilo Serrano por 12.745 pesetas. Otros múltiples gastos se fueron presupuestando y adjudicando: conducción de agua y de luz, construcción del camino de acceso para camiones, etc. El costo total fue superior a las 150.000 pesetas, pues se debieron acometer múltiples trabajos: falta de cimentación del fuerte…
Aquel magno monumento, con los medios de entonces, fue sentido como una obra colectiva. Fueron numerosas las empresas que de una u otra forma colaboraron: la Azucarera de Tudela prestó gratis su locomotora y personal para traer la piedra hasta Tudela, la Compañía de Ferrocarriles del Norte donó los raíles que sirven de armazón de la escultura, etc.
Pero sobre todo fue una obra colectiva por levantarse por suscripción popular de todos los tudelanos y muchos riberos. Durante meses –21 semanas– se publicaba en los semanarios el estado de cuentas con el nombre de los donantes: fueron cientos los donativos individuales, muchos de ellos anónimos o con las iniciales; pero sobre todo fueron más los donativos familiares, muchas veces con las siglas.

Conmueve comprobar que buena parte de esos donativos corresponden a uno o varios días del jornal de la época en unos años de escasez económica. Colaboraron también diversas congregaciones religiosas, asociaciones, etc. El ayuntamiento aportó un donativo de 10.000 pesetas y la Diputación Foral otro de 15.000.

Misiones populares e inauguración

Con antelación a la inauguración oficial, el 24 de octubre de 1942, fiesta de Cristo Rey aquel año, se realizó una preparación profunda de los corazones de los tudelanos: campañas del A.O., difusión de materiales impresos, Misiones populares por los padres capuchinos, etc.
Una magna procesión, saliendo de la catedral, recorrió las calles hasta la explanada sobre la que se asienta el monumento. Miles de tudelanos y riberos acompañaron al Santísimo en procesión junto con las autoridades civiles y religiosas. La Eucaristía la presidió el administrador apostólico de la diócesis de Tudela, Nicanor Mutiloa (obispo entonces de Tarazona). La consagración de la ciudad la realizó José Butini, alcalde de la ciudad y celador del A.O.
Desde entonces la imagen del Corazón de Jesús nos recuerda a los tudelanos que Él nos bendice a todos aunque, con frecuencia, nuestro camino se aparte de la voluntad de Dios, que busca nuestra felicidad.

«¿Qué más puedo hacer por la Ribera y Tudela?»

El Corazón desbordado de Cristo desde la cruz nos dejó un último regalo: «Ahí tienes a tu Madre». Un regalo providencial entonces para el pequeño grupo de discípulos y desde entonces para todos los hombres. ¿Qué más podía hacer el Corazón de Jesús por la Ribera? ¿Qué más puede hacer por una sociedad que tiene facilidad para olvidarse de su Creador? Pues dejarnos a su Madre.
Desde 1956, en un cerro situado justo enfrente al del Corazón de Jesús, se levantó por suscripción popular un monumento al Corazón de María. Ambos monumentos se miran y parecen querer abrazar a la ciudad y a todos los tudelanos.