El aborto, primer desencuentro en el seno del nuevo gobierno alemán

Las últimas elecciones en Alemania dejaron un panorama complejo, con un descenso importante de las grandes formaciones clásicas, cristiano-demócratas y socialdemócratas, un ascenso de Alternativa por Alemania, favorable a la limitación de la inmigración, y un parlamento fragmentado sin claras mayorías. La negativa inicial de los socialdemócratas a repetir un gobierno de gran coalición dejó como camino más probable una inestable coalición entre democristianos, liberales y verdes. Sin embargo, este intento se saldó con el fracaso y finalmente, tras la dimisión del líder socialdemócrata Martin Schulz, se ha reeditado la «gran coalición» entre democristianos y socialdemócratas.
Un acuerdo que ha empezado con mal pie por causa de una cuestión que muchos consideraban ya cerrada: el aborto. En efecto, el Partido Socialdemócrata (SPD) no ha encontrado nada más urgente para iniciar la singladura de la nueva coalición que presentar en el Bundestag una proposición de ley para abolir el artículo 218a del Código penal que prohíbe la publicidad del aborto (el artículo 218 prohíbe el aborto… si bien lo despenaliza en el caso de que la mujer obtenga un certificado de un centro de «consejo» especializado, lo que, de hecho, abre la puerta al aborto generalizado).
La portavoz de la CDU, Elisabeth Winkelmeier-Becker, ha criticado la iniciativa, señalando que no esperaba esta iniciativa destinada a reducir la protección del niño no nacido, mientras que verdes y liberales han apoyado la propuesta.
No parece, sin embargo, que la coalición corra peligro: los democristianos ya han anunciado que estarían dispuestos a modificar el artículo para distinguir sibilinamente entre «información» y «publicidad». Así, los abortistas podrán expandir su macabro negocio mientras que las conciencias de los políticos que lo permiten quedarán debidamente tranquilizadas.