Cae el Estado Islámico en Siria e Iraq, afloran nuevos conflictos

El Estado Islámico, a diferencia de otros grupos terroristas islamistas como Al Qaeda, se hizo con el control de una importante porción de territorio en el marasmo producido por la guerra civil siria y la inestabilidad de la posguerra civil iraquí. Las consecuencias para los cristianos de esa zona han sido terribles.
Tanto la llegada de Trump a la Casa Blanca como la implicación de la Rusia de Putin en apoyo del presidente sirio Bashar al Assad han cambiado el panorama en la región y los últimos meses han sido testigos de los constantes retrocesos del Estado Islámico hasta la caída de la que era su capital, Raqa.
Pero la caída del territorio bajo control del Estado Islámico no significa la paz, sino la reactivación de otros conflictos que, en aras a combatir al ISIS, habían quedado suspendidos. Así, aparecen al menos tres actores en la región: las fuerzas sirias de Bashar al Assad, apoyadas por Rusia y por el eje chiita compuesto por Irán y la milicia libanesa Hizbolá, las milicias kurdas apoyadas por Estados Unidos y el ejército iraquí, con el apoyo de milicias chiitas locales. En este contexto, el objetivo chiita de conectar territorialmente el Líbano con Irán a través de Siria e Iraq parece cada vez más factible, consolidando de este modo a Irán como pujante potencia regional, algo que interfiere en los planes estadounidenses de reducir el poder iraní.
Una vez recuperado casi por completo el territorio en manos del Estado Islámico, es cada vez más probable el choque entre las fuerzas sirias y las kurdas que controlan aún partes de Siria. Por su parte, y tras realizar un referéndum de independencia sin reconocimiento internacional alguno, los kurdos de Iraq han tenido que retroceder ante los avances coordinados del ejército y las milicias chiitas iraquíes, cediendo la importante ciudad petrolera de Kirkuk, lo que ha provocado la fuga de 175.000 refugiados. También han sido muchos los cristianos de la llanura de Nínive los que han huido de sus recientemente reconquistados pueblos, hace ahora siete meses, tal y como ha explicado el primado caldeo Luis Raphael Sako, que ha hablado de una «renovada atmósfera de ansia y miedo que impide la reconstrucción y el regreso de las personas a sus casas». La paz se resiste a regresar a estas castigadas comunidades orientales.