Carta circular sobre el pan y el vino para la Eucaristía

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, por encargo del Santo Padre Francisco, se ha dirigido recientemente a todos los obispos diocesanos para recordar que les compete, sobre todo a ellos, proveer dignamente lo necesario para la celebración de la Cena del Señor, recordando las disposiciones vigentes y sugiriendo algunas indicaciones prácticas.
Mientras que hasta ahora, por lo general, algunas comunidades religiosas se ocupaban de preparar el pan y el vino para la celebración de la Eucaristía, hoy se venden también en los supermercados, en otros negocios y a través de internet. Por este motivo, el Dicasterio, para no dejar dudas acerca de la validez de la materia eucarística, sugiere a los Ordinarios dar indicaciones al respecto, por ejemplo, garantizando la materia eucarística mediante certificados apropiados. Es el Ordinario el que debe recordar a los presbíteros, en particular a los párrocos y a los rectores de las iglesias, su responsabilidad para comprobar quién es la persona encargada de proveer el pan y el vino para la celebración, así como la idoneidad de la materia. Además, corresponde al Ordinario informar y recordar a los productores del vino y del pan para la Eucaristía el respeto absoluto de las normas, indicadas en el can. 924 del CIC y en los números 319-323 de la Institutio generalis Missalis Romani, y explicadas en la instrucción Redemptionis Sacramentum de esa Congregación (25 de marzo de 2004): «El pan que se emplea en el santo sacrificio de la Eucaristía debe ser ázimo, de sólo trigo y hecho recientemente, para que no haya ningún peligro de que se corrompa; el vino (…) debe ser natural, del fruto de la vid, puro y sin corromper, sin mezcla de sustancias extrañas».
La Congregación para la Doctrina de la Fe, en la carta circular a los presidentes de las conferencias episcopales acerca del uso del pan con poca cantidad de gluten y del mosto como materia eucarística (24 de julio de 2003), ya indicó las normas respecto a las personas que, por diversos y graves motivos, no pueden tomar pan preparado normalmente o vino normalmente fermentado. Además, dicha Congregación decidió también que la materia eucarística preparada con organismos genéticamente modificados puede ser considerada materia válida.
Los que preparan el pan y producen el vino para la celebración deben ser conscientes que su obra está orientada al sacrificio eucarístico y esto pide su honestidad, responsabilidad y competencia.