La Iglesia reconoce el milagro eucarístico de Legnica (Polonia)

Coincidiendo con la celebración de los 1050 años del «bautismo de Polonia», conmemoración que tuvo lugar los pasados 14 a 16 de abril, monseñor Zbigniew Kiernikowski, obispo de Legnica (Polonia), ha declarado oficialmente que «el suceso que tuvo lugar en la parroquia de San Jacinto (santo sacerdote polaco del siglo xiii, gran devoto de la Eucaristía y de la Virgen) tiene las características de un milagro eucarístico». El 25 de diciembre del 2013, durante la distribución de la Sagrada Comunión, una Hostia consagrada cayó al suelo y fue recogida y depositada en un recipiente lleno de agua (vasculum) para que se consumiera, como suele hacerse en estos casos. Poco después, aparecieron unas manchas de color rojo de extraña textura, que parecía tejido humano. El por entonces obispo de Legnica, Stefan Cichy, instituyó una comisión para observar el fenómeno. En febrero del 2014, con permiso del obispo, un pequeño fragmento de la Hostia fue separado y puesto en un corporal, tomándose muestras para ser investigadas de forma exhaustiva por diversos institutos forenses.
En el informe final del Departamento de Medicina Forense, se lee lo siguiente: «En la imagen histopatológica, se ha descubierto que los fragmentos de tejido contienen partes fragmentadas de músculo estriado transversal. (…) El conjunto es muy similar al músculo cardiaco, con alteraciones que aparecen a menudo durante la agonía. Las investigaciones genéticas indican el carácter humano del tejido».
En enero de 2016 monseñor Kiernikowski presentó todo el asunto a la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano y el pasado mes de abril, de acuerdo con las recomendaciones de la Santa Sede, ordenó al vicario parroquial Andrzej Ziombro preparar un lugar adecuado para mostrar la reliquia, de modo que los fieles puedan darle la adoración pertinente. En su comunicado informando sobre el milagro, el obispo de Legnica ha dispuesto la creación de un libro para registrar los beneficios obtenidos y otros eventos milagrosos, deseando que esto sirva para profundizar en el culto de la Eucaristía y que tenga un profundo impacto en las vidas de las personas que contemplen la reliquia. «Vemos el misterioso signo como un extraordinario acto de amor y bondad de Dios, que viene a los hombres en máxima humildad», concluyó el prelado.