Vuelvan la mirada a María

«Estoy contento de estar con ustedes aquí, en las cercanías del “Cerro del Tepeyac”, como en los albores de la evangelización de este continente y, por favor, les pido que me consientan que todo cuanto les diga pueda hacerlo partiendo desde la Guadalupana. (…) Como hizo san Juan Diego, y lo hicieron las sucesivas generaciones de los hijos de la Guadalupana, también el Papa cultivaba desde hace tiempo el deseo de mirarla. Más aún, quería yo mismo ser alcanzado por su mirada materna. He reflexionado mucho sobre el misterio de esta mirada y les ruego acojan cuanto brota de mi corazón de pastor en este momento.
»Ante todo, la “Virgen Morenita” nos enseña que la única fuerza capaz de conquistar el corazón de los hombres es la ternura de Dios. Aquello que encanta y atrae, aquello que doblega y vence, aquello que abre y desencadena no es la fuerza de los instrumentos o la dureza de la ley, sino la debilidad omnipotente del amor divino, que es la fuerza irresistible de su dulzura y la promesa irreversible de su misericordia». (Encuentro con los obispos en la catedral metropolitana de Ciudad de México, 13/2/2016)