China abre sus puertas al Jubileo

El inicio del Año Santo de la Misericordia en China ha tenido lugar en medio de fuertes contrastes a causa de la falta de libertad religiosa existente en muchos lugares de dicho país.
Las diócesis cuyo obispo goza tanto de la aprobación de la Santa Sede como del reconocimiento de las autoridades oficiales pudieron celebrar este acontecimiento y los fieles participaron abiertamente en la ceremonia, que tuvo lugar el segundo domingo de diciembre y durante la semana siguiente. Tal es el caso, por ejemplo, de la diócesis de Zhouzhi, cuya Puerta Santa fue abierta ante más de cinco mil fieles por su obispo, Mons. Martin Wu Qinjingmar, tras ser recientemente reconocido por las autoridades oficiales tras diez años de ministerio episcopal clandestino y una larga condena de arresto domiciliario.
Sin embargo, los lugares donde el estado ha impuesto la presencia de obispos ilegítimos sufrieron acciones de intromisión como pintadas de las Puertas Santas de las catedrales con consignas en favor del socialismo y del oficialismo. En la diócesis de Shanghai, por ejemplo, no hubo ninguna ceremonia en la catedral, debido a que su obispo, Mons. Tadeusz Ma Daqin, continúa recluido en el seminario de Sheshan por su renuncia a un cargo oficialista.
Hecho excepcional ha sido el caso de la diócesis de Zhengding, cuyo obispo, Mons. Julius Jia Zhiguo, a pesar de no ser reconocido por el estado y padecer arresto domiciliario, pudo presidir en la catedral la eucaristía de apertura del Año Santo de la Misericordia el pasado 13 de diciembre, a la cual asistieron más de diez mil fieles. Esta multitudinaria manifestación de fe ha sido considerada como un milagro por algunos fieles del lugar ya que la policía, a pesar de su continua presencia, no obstaculizó la celebración ni realizó arresto alguno: «Es protección desde el Cielo».